La salud y la enfermedad en el hombre, no sólo están en relación con su organismo, sino también con el medio ambiente, especialmente con los fenómenos atmosféricos”, Hipócrates (460 a.C.). Ningún otro suceso es potencialmente capaz de dañar tanto la vida en nuestro planeta como el calentamiento global. Los cambios introducidos por el hombre en el medio físico y su consecuente impacto atentan contra la salud, creando ambientes propicios para la aparición y diseminación de variadas patologías infecciosas.
La temperatura, la humedad relativa ambiental y las lluvias, que modifican su régimen debido a los impactos ambientales, ocasionan importantes consecuencias para la salud humana, particularmente generando multiplicación de vectores de enfermedades endemoepidémicas, además de otras patologías como las relacionadas con el estrés. A ello debe añadirse la problemática nutricional por afectación en la producción de alimentos, particularmente para niveles vulnerables de la población, específicamente niños.
En el último siglo las temperaturas promedio mundiales treparon en más de 0,5 °C. Los glaciares están desapareciendo y los corales marinos se atrofian. Las sequías son importantes en áreas de Asia y Africa, y las devastaciones derivadas de la corriente de El Niño son cada vez más frecuentes al Este del Pacífico. Los polos han comenzado a descongelarse y los lagos y ríos en los países fríos tienden a hacerlo más temprano cada año.
Las elevadas temperaturas podrían ampliar el rango de acción de los distintos reservorios y vectores de enfermedades transmisibles, entre los cuales se destacan roedores, mosquitos y garrapatas. Se estima que para el año 2030 el cambio climático aumentará el riesgo de varios parámetros de salud hasta más del doble.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (Ipcc) recomienda que se debe mitigar a corto plazo el cambio climático al mismo tiempo que mejorar la salud humana y la seguridad alimentaria. Además, los resultados muestran que “estas estrategias podrían ayudar a prevenir hasta cinco millones de muertes prematuras anuales así como la contaminación del aire y aumentar el rendimiento de los cultivos anuales entre 30 y 135 millones de toneladas”.

“Es una cascada de eventos” que involucra murciélagos, simios y humanos, agravados en parte por “únicas condiciones climáticas”, dijo Pierre Formenty, experto de la OMS en zoonosis.
Según análisis meteorológicos tomados por satélite por la Nasa, los brotes de ébola se relacionan con lluvias intensas al final de un período de intensa sequía.
Las condiciones de extrema sequía sobre algunos árboles frutales les pospone su fructificación. Recién con las lluvias brindan sus frutos, y variadas especies pueden alimentarse, entre ellos, los murciélagos y monos, oportunidad en que los microbios afectan a los comensales. Hecho que puede fácilmente transmitirse a través de la sangre infectada y otros fluidos a los seres humanos.
La opinión generalizada de los expertos, coinciden en que la medida más efectiva para reducir la vulnerabilidad de enfermedades a corto término son programas que mejoren la salud pública básica, con provisión de agua limpia, vacunación y servicios de salud para los niños, el aumento de la capacidad para afrontar desastres y reducción de la pobreza.
Fuente: Diario El Litoral
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