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Pensar en las grandes obras



Pese al progreso notable de nuestra zona, hay algunas cuentas pendientes.


En la cuenta del haber, nuestra zona tiene varios casilleros con tilde. Entre los ‘90 y la primera década del siglo 21 nuestras ciudades pudieron incorporar grandes superficies con servicios básicos que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos.
Gas natural, cloacas, pavimento, cordón cuneta, agua potable y espacios verdes han ido engrosando la cuenta de los avances, en mayor medida en alguna ciudad y en menor medida en otra, dependiendo de su tamaño y población.
Pero sigue habiendo grandes pendientes y es hora de enfrentar esos pendientes con creatividad y con decisión. A esta altura, por ejemplo, no caben dudas de que Colonia Caroya deberá endeudarse si quiere contar con una red de cloacas que abarque, al menos, la zona más densamente poblada.
Se trata de una obra millonaria, de una obra costosa, y de una obra para la que hacen falta  inmuebles, maquinarias, y personal.
Ni qué hablar de la necesidad de una red de desagües que permita a Jesús María desviar el agua pluvial del centro de la ciudad. Hay que atajarla antes de que baje desde el oeste, derivarla al río, y también hace falta que se la canalice y conduzca en la zona céntrica para evitar que ante la menor intensidad de una lluvia se inunde todo.
Y son obras que hacen falta para evitar que esa inundación termine afectando a Colonia Caroya y Colonia Vicente Agüero cuando llega furioso el torrente allá abajo.
Además de creatividad y decisión, en estos casos, también da la sensación de que es necesario espíritu de región, trabajo conjunto, gestión conjunta, y generosidad entre ciudades.
Ese mismo espíritu de región debiera permitir que se pueda trabajar con criterios uniformes en temas claves como tratamiento de residuos sólidos urbanos, control de contaminaciones industriales, y control de contaminaciones derivadas del uso de productos químicos sobre alimentos.
No hay, en tal sentido, antecedentes de que se trabaje regionalmente sobre estos temas, pero sería deseable crear una mesa que los aborde y se diagramen protocolos de actuación conjunta.
La lista de pendientes continúa con la regulación de espectáculos públicos, con la generación de una red que nos mantenga alertas y luchando contra la propagación de adicciones entre nuestros adolescentes y jóvenes, y con la generación de una mayor conciencia sobre los riesgos que trae aparejado cada inconsciente al volante.
Incluso, sería deseable que se trabaje regionalmente en la resolución del problema del transporte de pasajeros con una terminal de ómnibus que está colapsada y que no está a la altura de las circunstancias para una región que creció turísticamente de la mano de las estancias jesuíticas y de la excelente gastronomía de nuestros restaurantes y parrillas.
Y que esa nueva terminal de ónmibus se construya en el lugar más adecuado a las necesidades de las cuatro localidades que componen la región, más allá del lugar donde tributen sus impuestos.
Pero pareciera que falta mucho para eso porque no fue posible, hasta ahora, ni siquiera tener una ITV común en la zona y contribuir a mejorar la inspección de los vehículos que cruzan de localidad en localidad todo el tiempo.
Seguramente, estamos a tiempo de desatar un proceso virtuoso de cooperación y colaboración mutua entre nuestros gobernantes y nuestras ciudades y municipios. Será tiempo de dejar de lado históricas diferencias para abrazar el progreso en forma conjunta y construirnos un futuro más alentador.


Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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