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Celina Tay: “Es un premio al trabajo que La Caroyense realiza año a año”

Celina Tay, vicepresidenta de la empresa, fue elegida Ejecutiva del año por la revista Punto a Punto. Los logros y desafíos de la bodega.

Celina Tay se muestra relajada, informal, no hace alarde de sus responsabilidades. La vicepresidenta de bodega La Caroyense (responsable de procesar el 70 por ciento de la uva de la provincia) es una empresaria de grandes ligas.
Así lo reconoció el premio a la Ejecutiva del año 2013 que le otorgó la revista de negocios cordobesa Punto a Punto, en diciembre pasado. “Me sorprendí del reconocimiento, pero también sé que es un premio a la empresa que viene haciendo un gran trabajo año a año”.
Según el galardón que recibió del medio especializado en el mundo empresarial y del marketing, la Ejecutiva del año debía ser una persona con un de-sempeño notable. Celina Tay sale rápido del logro personal. No quiere cargarse sola el trabajo colectivo de la empresa. Claro está que tiene una responsabilidad sustantiva en el avance que cada día realiza esta bodega que es referencia en la provincia, y que recibe 25.000 visitantes al año. “Venimos realizando un trabajo de hormiga, invirtiendo mucho con el productor para poder crecer, entonces creo que al reconocimiento que me dieron sumó mucho la evolución que tuvo la empresa. Es un premio a La Caroyense”, sostiene sin falsa modestia.

Mirar al mundo
En un “mercado argentino saturado, altamente competitivo”, La Caroyense busca aprovechar “cada oportunidad” que se abre dentro y fuera del territorio nacional.
Las dos experiencias realizadas del puerto hacia afuera son de exportación de vino a Perú y jugo de uva a Taiwán. A esos dos puntos donde ya hay antecedentes comerciales certeros, la bodega ha sumado contactos con importadores de Brasil y Singapur. “Hay que ajustarse para responder a esas demandas y aprovechar esos mercados”, suelta, con entusiasmo, Celina.
Meterse en el mundo del vino a nivel internacional no es cosa fácil. El valor de la moneda, la escala productiva, la capacidad de acopio juegan su rol. Sin embargo, con pasos firmes, poco a poco, La Caroyense, sin dudar, mira hacia afuera. La Ejecutiva reconoce la dificultad que representa un tiempo donde “las exportaciones de vino caen y las grandes empresas tiene otra espalda para hacer frente a eso”, pero no prevé frenar los “contactos directos que la empresa abre con clientes en el extranjero”.

Un circuito productivo
Para brindar el mejor vino, la bodega realiza una importante tarea con unos cincuenta productores de uva de la región. “Buscamos optimizar la calidad del producto desde la plantación”, explica Celina Tay. La bodega aporta técnicos que están en contacto permanente con los viñateros, junto a quienes realizan análisis, revisan prácticas y “mejoran su materia prima”. A las uvas de factura local, suman aportes productores de Mendoza, La Rioja y San Juan.
El circuito entre producción, distribución y consumo es más que interesante. El destino final del producto, puede estar en un lejano destino asiático como Taiwán o en la mesa de una familia misionera. La provincia mesopotámica se lleva casi el 50 por ciento de la producción de La Caroyense.
Todo eso está detrás de Celina Tays, Ejecutiva del año, parte clave de una empresa insignia de la zona. “Venimos estudiando el mercado del vino, estamos trabajando en algo nuevo”, deja en el aire, como muestra de su permanente desafío de superación.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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