Último momento
recent

Un torbellino de iniciativas, de Bolivia a Tronco Pozo

Berta Portal no quiso encerrarse en el sector ladrillero y con apoyo estatal avanza en producción hortícola, avícola y porcina.

Por: Leonardo Rossi (De nuestra redacción)

Entre los caminos de Tronco Pozo, emerge una experiencia de vida de esas que contagia buena vibra. Berta Portal (30) es una mujer boliviana que desde hace unos cinco años camina la zona, y a su paso deja su estela de energía emprendedora. El manual (invisible) de la división del trabajo destinaba a ella y a su familia a las cortadas de ladrillo. La actividad sirvió de base, pero no de límite. Berta es una máquina de exprimir cada posibilidad que se le abre: se largó a la horticultura, cría pollos y chanchos que cada semana vende a los vecinos de Colonia Caroya. 
Oriunda del departamento de Chuquisaca, Berta pasó por la explotación de cal en la provincia de Salta, pero el daño que causaba a la salud esa actividad era demasiado en la relación costo-beneficio. Tras algunos pasos esporádicos en las cortadas de la zona finalmente llegó para quedarse. Berta no vino sola: Mario Ávila (43) y los cuatros hijos de ambos, “¡todos varones!” –remarca ella--, completan el cuadro familiar.   
Aunque ya se había asentado con el trabajo en el sector ladrillero, la familia no estaba del todo bien. “Había días que no teníamos para comer y hemos sufrido mucho”, recuerda la mujer, mientras camina entre los surcos de donde brotan pimientos, tomates, y variedades de hojas verdes. La sonrisa, que se filtra entre los últimos rayos de sol de la tarde, le devora el rostro. Luego de ver que otros producían sus alimentos se dijo ¿por qué yo no? Con semillas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria se largó a la horticultura. Mario tenía alguna experiencia en el rubro, luego de ser jornalero en campos de Mendoza, y Berta no era ajena al trabajo de la tierra. En su zona natal había aprendido la siembra de trigo, papa, habas, entre otras varias producciones. Largarse a la huerta rememoró en sus manos esos saberes de los tiempos en Bolivia.  

Lo que dice lo hace
Desde hace unos seis meses, Berta convirtió una idea (ideas siempre hay muchas) en realidad. Ése es un fuerte. Pensar un proyecto, ver opciones para concretarlo y llevarlo a cabo. Producir pollos era la meta. Ahora Berta tiene sus corrales repletos de donde salen treinta pollos parrilleros para ser carneados cada viernes. 
Berta y Mario cargan los bebederos de las aves, revisan el alimento, verifican que todo esté en su lugar. Los pollos se lanzan uno encima de otro, con movimientos robóticos. El contraste, la calma de Berta, la simpleza para contar cómo del decir al hacer. A través del Banquito de la Buena Fe, del Ministerio de Desarrollo Social nacional, Berta gestionó un préstamo para comprar una tanda de pollos que sirva de base para un proyecto sostenido. “Más antes tenía algunos pollos, pero quedábamos sin…y eso desmoralizaba”, narra. 
Berta devolvió los 1500 pesos del préstamo, que no tiene interés y que como garantía establece un vínculo solidario con otros cuatro emprendedores, y ya se apresta a realizar otro pedido. “El proyecto va a crecer”, se envalentona con la mirada de quien no larga palabras al aire para que se las lleve el viento. Y no está de más repetir. Lo dice. Lo hace.  
El otro incipiente emprendimiento es la producción de chanchos. Ahí están la chancha y sus crías encerradas en el corral. Berta exhibe orgullosa su nueva empresa. Con paso lento, pero sin pausa, Berta camina por su chacra mientras explica que “también se carnea y se vende”. Poco a poco “nos hicimos amigos de la gente de acá y ellos nos piden estos productos”, relata y enseguida recuerda que varios años atrás la cosa era bastante más difícil: “Estábamos solos no podíamos apoyarnos en nadie”. 
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.