Castellani, a la derecha, durante la etapa de evaluación. |
El ingeniero químico Raúl Castellani es hoy, casi con seguridad, la máxima autoridad mundial en degustación de vinos. Y fue el encargado de llevar a concursar a Terravino 2013, en Israel, a la grapa elaborada por bodega La Caroyense.
Catellani es experto mundial desde hace 40 años, lleva 665 concursos mundiales como jurado, y 100 concursos como director. Y hasta 2015 será presidente a nivel mundial de la Asociación de Periodistas y Escritores de Vinos y Licores.
Volviendo a Terravino 2013, en ese exigente concurso cuyo nombre completo es Mediterranean International Wine Challenge Terravino 2013, la grapa se consagró con una medalla de oro en su categoría.
Para dimensionar la importancia del premio, vale señalar que entre sus competidores tenía a las grapas italianas (las más famosas del mundo), al ron de Baccardi, y a los Piscos elaborados en Perú y en Chile, por mencionar los más célebres. De allí, la importancia que adquiere para Córdoba esta distinción.
En dialogo con Primer Día, Castellani fue el encargado de explicar los porqués del premio: “A mí me da mucho orgullo por la gente de Colonia Caroya porque desde hace dos años o tres están haciendo las cosas muy bien. No es la primera vez que le digo a Colonia Caroya que envíe productos, los invito siempre, pero a veces me hacen caso y a veces no”.
Castellani opina que un vino de Córdoba podría estar entre los 300 mejores del mundo, pero para eso es imprescindible concursar. El especialista sabe, por otro lado, que eso implica una inversión monetaria que no todos están en condiciones de afrontar.
“La grapa -añadió Catellani- ganó con más de 90 puntos. Es un premio más importante porque en un concurso son seis o siete las personas que catan, a veces nueve, y que esas personas le pongan más de 90 puntos es muy difícil. Esta grapa ya venía de ganar premios similares, un doble oro en Mendoza en Vinus y ahora un oro”.
Catellani explicó que estos concursos otorgan puntos para el ranking mundial. “Seguramente va a quedar entre las diez o quince mejores grapas del mundo porque vale la pena”, explicó el especialista y referencia mundial en degustación.
Castellani se lamentó de que la bodega “mezquine” un poco su participación en concursos internacionales porque termina siendo un atentado contra las posibilidades de proyección de la empresa.
“Cuando usted tiene un producto ganador tiene que insistir en cuatro o cinco concursos mundiales. Es como la fórmula uno: corre y está en el ranking; no corre y no está”, completó Castellani.
Un proceso muy artesanal

Como la producción de uva a nivel local no es tan grande, La Caroyense pone en el mercado solamente entre 4 y 5 mil litros de grapa cada año y se utilizan los orujos de todas las uvas que recibe, entre ellas, muchas de reconocida cualidad enológica.
El enólogo de la bodega, Santiago Lauret, destacó la labor de los empleados y de los productores que les confían sus uvas: “Es una satisfacción muy grande y un reconocimiento al trabajo bien hecho que abarca a todo el personal de la empresa y a los productores. Para Colonia Caroya esto es histórico. No hay antecedentes de que un producto elaborado en estas tierras haya obtenido un premio tan importante”.
En poco más de diez años, la nueva etapa de bodega La Caroyense ha logrado numerosos avances que ponen a la vitivinicultura de Córdoba en un lugar inmejorable.
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