Guillermo Cides es un músico argentino que toca un instrumento que se llama stick que, resumiendo, sería algo así como un bajo-guitarra pero que se ejecuta como un piano. Pero además de ser un instrumento curioso, genera una sonoridad particular y la destreza de Cides permite que en el mismo set puedan cruzarse un Billie Jean de Michael Jackson, con un Adios Nonino de Piazzolla, o un Spain de Chick Corea, y todo suena a lo Cides y con esa sonoridad cautivadora de su stick.
Antes de su presentación en la Torre Céspedes de Jesús María, donde fue contratado por la Municipalidad a través de la Dirección de Cultura, Cides se prestó a un generoso diálogo con Primer Día donde habló de todo un poco.
Pensaba en las ventajas de ser stickista. Por un lado es difícil descargar tu música de internet y por otro podés prescindir de un músico en el escenario, sea un bajista o un guitarrista
- Cuando comencé a tocar esto que decís eran ventajas, pero al final del camino pienso lo contrario. Quiero decir: me encantaría que mi trabajo sea pirateado, más que nada como una opción porque estoy a favor del préstamo y del compartir material. Me parece que la industria musical cambió radicalmente. Dentro del caos sonoro que es internet es más bien positivo que negativo y creo que la trasmisión de información entre usuarios es beneficioso para la música y para los músicos. Antes no pensaba así, pero con los años me di cuenta que era necesario como una forma de promocionar músicas ocultas. Porque está bien que exista música comercial pero fue un negocio durante muchos años perverso para otro tipo de músicas y pensado por empresarios que tenían un parámetro y no otro. Ahora, me parece una desventaja que no hayas podido encontrar mis trabajos.
- Una de las ideas que hace algunos años implementé es la venta de cd pero autografiados porque el cd es un objeto de colección, lo será en el futuro, no existirá como plataforma. Entonces, estoy a favor de la descarga de mis discos y además ofrezco la opción de personalizarlos si es que quieren el plato físico. Esta idea está apuntado especialmente a coleccionistas que creo que es adonde va a llegar el cd físico. El resto del material digital se puede compartir y también se puede comprar en el caso de que el usuario decida apoyar al músico. La contra de esto es que mucha gente se pregunta cómo subsiste el músico. Ahora, hay muchas maneras de subsistir. De hecho, armé una gira de 35 conciertos a través de internet. Si no fuera por internet yo no podría estar aquí hoy y antes era más complicado.
¿Cómo te llevás con las etiquetas, te gustan, les escapás a ellas, cómo te hacen sentir?
- En España, por ejemplo, hay una etiqueta que encaja bastante bien y que habla de “nuevas músicas”. Se intentó etiquetar todo este tipo de música que no tenían un parámetro estándar. Las nuevas músicas pueden ser desde étnicas hasta instrumentales o electrónica. Mi casilla sería más bien ésa. A lo que apuntamos los músicos como sueño es que la etiqueta sea nuestro propio nombre.
Hiciste incursionar al stick en el tango cuando parecía que no iba para eso. ¿has podido expandir fronteras con el instrumento?
- Hay muchos músicos en el mundo que han armado una estructura sonora y me asocio más a ese tipo de músicos. El stick es una excusa como podría ser el bandoneón o la armónica y es cierto que el stick tiene su protagonismo porque es un instrumento curioso de ver y de escuchar, pero también es cierto que hay un músico que intenta llevar ese instrumento hacia un lugar sonoro, sea en un concierto o en un disco. Desde ese punto de vista he tratado de hacer música popular. Para dar un ejemplo: esta gira comenzó en Gualeguaychú a dónde no había ido jamás con una mezcla de gente muy graciosa de ver porque había cuatro o cinco señoras vestidas como para ir al teatro y al lado cuatro chicos que escuchaban Metallica. Uno al lado de otro. Al final del concierto, todas esas personas estaban encantados y felices. Eso es música popular: llegar a diferentes estilos de audiencia con la misma canción. Ése es mi estilo. A eso apunto. No trato de hacer música minimalista ni específica sino todo lo contrario.
- Hay muchas ciudades a las que no fui nunca. Mi curiosidad es ver cuán valiente es la gente de venir a ver a un músico que no conocen y que toca un instrumento que no conocen. El valor no es mío sino que se lo atribuyo al público. Esa curiosidad es propia de la gente o no.
¿100, 500, 1000 es una referencia o es preferible que haya 50 y que la pasen bien?
- Te cuento uno de los mejores conciertos. Hace varios años, creo que en la última gira, en una ciudad de la Provincia de Buenos Aires hubo un concierto que estuvo mal preparado. Básicamente, no hubo promoción, y hubo un error del productor. Llegó el momento de salir, era una sala gigante como para 300 personas y había 15. Entonces, el productor me decía que si lo queríamos lo cancelaba y que igual me iba a pagar. Le dije que no y le pedimos a la gente que se suba al escenario con sus sillas porque no era butacas y que se sienten alrededor nuestro. Fue, posiblemente, uno de los mejores conciertos que he dado en 20 años de conciertos. Una intimidad imposible, fantástica, con la gente a dos metros de nosotros. Por otro lado, he tocado en teatros grandes y teloneando a artistas grandes. He tocado con Jethro Tull, Emerson, Lake & Palmer, Roger Hodgson, Marillion, Rock Wakeman. Eran conciertos de 5 mil personas cada día y yo salía a abrir los conciertos y me contraba con la misma gente. Sin embargo, yo recuerdo aquel concierto (el de las poquitas personas de Buenos Aires) como uno de los mejores. Creo que tiene que ver con cómo es la magia que ocurre ya sean 15 o 5000.
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