012 y fueron entregadas a la totalidad de los alumnos. Todavía no llegaron las que corresponderían a los alumnos de primer año, pero su uso se viene extendiendo en las aulas y supone una actualización de los recursos pedagógicos a la hora de enseñar.
Los alumnos, docentes, y directivos del IPEM 165 Presbítero José Bonoris de Colonia Caroya pueden sentirse satisfechos y privilegiados porque, hasta el momento, son la única escuela pública de esta zona que pudo distribuir entre sus alumnos las computadoras portátiles del programa nacional Conectar Igualdad.
Por el momento, el único inconveniente que registraron fue la rotura de cerca de un 5 por ciento del total de las máquinas entregadas por problemas de encendido, de visualización de imágenes, de bloqueos, entre otros. Reparar esas netbooks demanda un tiempo que solamente en parte depende de la escuela porque en esos casos triangula el ANSES y la reparación se hace en Buenos Aires.
El otro problema es la conectividad porque el programa nacional solamente contempla la provisión de un mega de velocidad de trasmisión de datos y la red resulta insuficiente para un colegio tan masivo como el Bonoris. De todos modos, directivos y docentes están analizando solicitarle a la cooperadora del colegio que les contrate un servicio mejor a través de un proveedor local.
Julia Palmero, directora del IPEM 365, evaluó la utilización de las netbooks en la cotidianeidad escolar: “Al principio, como toda novedad, los alumnos más chicos es como que tenían una pasión, un encantamiento con la compu. Algo parecido a lo que pasaba cuando aparecieron los (teléfonos) celulares. Después, se fue normalizando”.
En la primera etapa ocurrió de todo. Desde alumnos que simulaban estar trabajando en clases con las netbooks cuando en realidad estaban usando redes sociales. (N de la R. Aunque las netbooks tienen restringido el acceso de redes sociales como Facebook y Twitter, los chicos se las ingeniaron para saltearse los bloqueos y usar esas plataformas). La Dirección tuvo que hacer una resolución interna que permitiera a los docentes retirar momentánamente la computadora al alumnos en los casos en que su uso no tuviese relación con lo que se trabajaba en el aula. ¿Por qué una resolución? Porque las computadoras no son del colegio sino del alumno ya que ésa es la naturaleza del programa.
Es demasiado prematuro para evaluar si la incorporación de tecnología dentro del aula va a hacer que los chicos aprendan más o no.
“Estos procesos -consideró Palmero- llevan tiempo necesariamente porque hay muchos chicos, incluso, que se resisten a no tener sus propios apuntes en papel. Les da la sensación de que, al no tener corporeidad, perdieran la información. Están acostumbrados al papel, pero también tenemos otros alumnos que no tienen ningún problema en almacenar todo en la netbook. Nosotros tenemos que tener esa misma flexibilidad”.
Otro dato bien siglo XXI es que una parte considerable del alumnado no tiene acceso a internet en su casa y, en muchos casos, tampoco tienen computadora. Para esos alumnos, el acceso a esos servicios resultaba utópico. Lo que vino a hacer este programa fue darles una herramienta a la que no podrían acceder por el precio que tienen en el mercado.
Una netbook elemental
Entre nada y algo, sobre todo en educación, la tendencia es preferir algo. La referencia tiene que ver con que las máquinas que se entregaron son demasiado elementales en términos de velocidad de procesamiento de datos y capacidad de almacenamiento. Tampoco sirven para cargar programas que ocupen demasiados recursos para funcionar.
Tienen la virtud de contener herramientas y programas básicos, sobre todo educativos (para matemáticas, química, física) y permiten acceder a internet y revisar correo electrónico, entre otras cosas.
“Hay mucho material para descargar en los sitios oficiales y que permiten trabajar en todas las áreas que se complementan con los programas que vienen instalados. Pienso que lo que pretendió Presidencia de la Nacón fue acercar una herramienta para todos. Que aquellos sectores más vulnerables que no iban a poder acceder a una netbook la tuvieran”, consideró la directora del Bonoris.
Para quienes, en sus hogares, tienen acceso a las nuevas tecnologías, lo que recibieron podrá parecerles precario porque la intención en esta entrega fue otra.
No es extraño para quienes no tienen acceso a internet en sus hogares, verlos el sábado en la puerta del colegio intentando acceder desde sus netbooks a la red wi-fi que tiene montada la institución. Lo mismo en otros lugares donde hay señal wi-fi gratis.
Para el colegio, el balance es positivo porque movilizó el interés no solamente de los alumnos sino también de los docentes que recibieron capacitación on line e intercambiaron experiencias. La computadora en el colegio empezó a ser una realidad, aunque sólo sea por ahora en el Bonoris.
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