
¿Sicarios en nuestra zona? ¿Es posible contratar los servicios de alguien para amedrentar e, incluso, asesinar a una persona? ¿Tan instalada está la cultura narco que ya podemos asistir a ese tipo de casos que sólo veíamos en las películas?
Por lo que trascendió esta semana, parece que sí. O al menos con esa convicción comenzó a ahondar el fiscal Guillermo Monti en la causa que investiga el atroz crimen de Wanda Abigaíl Navarro, ocurrido el 23 de agosto de 2018.
Cuando el año pasado detuvieron a los hermanos Jonatan y Romina Vernola -a quienes acusaron de tener una red de venta de estupefacientes entre Villa del Totoral y Colonia Caroya- lejos estaba el fiscal antinarcóticos Ronan Sobejano de sospechar que ese operativo iba a terminar aportando datos a la causa y que había arrancado un año antes.

Desde luego que a Vernola le tuvieron que notificar de esta nueva carátula en el establecimiento carcelario de Bouwer donde está detenida y donde esperará, ahora, dos juicios: uno por narcotraficante y otro como presunta asesina. Si se demuestra, la suma de ambos procesos no dará otro resultado que prisión perpetua.
“La reina del norte”

La investigación sobre su actividad criminal se investigó durante más de ocho meses y su teléfono intervenido fue dando las pistas hasta que los agarraron después de una venta. Se inició tras una denuncia anónima, en 2019. Un hombre contó que Vernola vendía drogas en Villa del Totoral bajo la modalidad “quiosco”, en un comercio ubicado en el lugar. El testigo también contó que Romina entregaba droga a bordo de un Fiat Uno rojo, bajo la forma de “delivery”.

La investigación de Monti condujo a que Vernola ofreció recompensa a Rubén García, Claudio Damián Schmidt y Walter Maximiliano Vargas por la muerte de Wanda, cuyo cuerpo apareció el sábado 25 de agosto de 2018 en la estancia La Florida, tapado con unas ramas, boca abajo y en ropa interior.
El peritaje forense confirmó que la muchacha tuvo una muerte cruel, con cortaduras en su rostro, señales de estrangulamiento y tres golpes muy fuertes en la cabeza. Un claro mensaje mafioso.
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