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La plegaria de todos los años

Más allá del enojo que suele generar la dirigencia con sus actitudes, pocos se atreven a cuestionar el fin noble que sigue teniendo el Festival de Doma y Folklore.

Hubo una forma de conducir y de decidir dentro del Festival de Doma y Folklore hasta la edición 50, pero el recambio dirigencial trajo nuevos aires y, con ello, nuevos rumbos y decisiones.
En términos de convocatoria, es indudable que desde la edición 50 a esta parte se tomaron decisiones acertadas que mejoraron la oferta del festival y que atrajeron a nuevos y diferentes públicos.
El lunes extra, sin ir más lejos, se convirtió en otra exitosa convocatoria con apuestas importantes como Lali, J-mena, Sebastian Yatra, CNCO, Duki. Y se pasó de cortar cinco mil tickets a elevar la taquilla a más de diez mil y hasta 20 mil entradas.
También se abrió el panorama al espectro del cuarteto que siempre funcionó en nuestra zona, pero que parecía vedado al Festival. Y se amplió, además,  a la cumbia santafesina y a la cumbia villera.
Paralelamente, nunca se descuidó el espectáculo en el campo de la jineteada, mientras se viene analizando cómo defender de los ataques proteccionistas a ese segmento de la propuesta.
Se trabaja para que se aminore todo lo que pueda considerarse maltrato animal y se vienen consensuando cambios en el uso de pilchas gauchas para evitar que algún animal pueda salir lastimado.
Y más allá del enojo que a los lugareños nos puedan producir algunas actitudes de algunos dirigentes, no se puede desechar todo lo bueno que construyó en términos de valores una fiesta como la de Jesús María a lo largo de 55 ediciones.
Por eso, el deseo de que este año tenga éxito y que ese éxito se derrame luego en las escuelas socias y dueñas, así como se derrama en la región en once noches muy esperadas.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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