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Con la condena a tres años de prisión sobre Nicolás Rizzi se cerró un capítulo de la Causa Cadamuro

En juicio abreviado aceptó haber encubierto el homicidio de María Eugenia Cadamuro, le dieron tres años de prisión de ejecución condicional y quedó libre.

Antes de que comenzara la feria judicial de 2020, se llevó a cabo en los Tribunales de Jesús María el primer juicio abreviado que implica reconocer la comisión de un delito y esperar una condena.
En este caso, lo llamativo es que el juicio abreviado fue solicitado por Nicolás Rizzi (31) el examigo de Jeremías Sanz que fue detenido el jueves 7 de noviembre, acusado del delito de encubrimiento agravado.
Trasladado al establecimiento carcelario de Cruz del Eje, Rizzi se abstuvo de declarar al principio, pero cambió de parecer sobre la marcha y mientras estaba en pleno desarrollo el juicio contra Jeremías Sanz por el asesinato de su madre, María Eugenia Cadamuro.
Trascendió que hubo una reunión entre uno los abogados de la querella, el abogado de Nicolás Rizzi y algunos familiares de este último en la que acordaron que Nicolás prestaría colaboración para sumar datos al juicio y que, a cambio, se le ofrecería una pena de ejecución condicional en juicio abreviado.
Pero todo eso hubo que ratificarlo ante el fiscal de Instrucción Guillermo Monti y se optó por la figura del juicio abreviado para evitar el desgaste procesal de un juicio oral y público. Rizzi zafaba, de este modo, de pasar los próximos dos años en prisión preventiva esperando que eleven su causa a juicio.
La prueba más firme en contra de él era que había dado positivo el cotejo genético en uno de los pares de guantes que se halló en la escena del crimen. Con eso, se le esfumaba la posibilidad de señalarse ajeno a la causa.

Lo que declaró Rizzi

Nicolás fue el último compañero de vivienda de Jeremías y confesó haberlo ayudado a dar entierro a María Eugenia Cadamuro, la noche del 15 de marzo de 2017. Según confesó, tanto la muerte como el entierro tuvieron lugar en el mismo campo, ubicado cerca del Villa Gutiérrez, sobre el kilómetro 789 de la ruta nacional 60.
“Nos bajamos con las luces apagadas y con el claro de luna se veía bastante. Ahí le dije ‘¿que vamos a hacer con esto?’ nos dirigimos hacia donde había un arbolito, había pasto alto, yo tomaba de una punta y él de otra. Él iba caminando en dirección al árbol encontrándose un pozo. Ahí la largamos y él lloraba mal. Yo le decía ‘estás enfermo de la cabeza’. Yo me fui a la camioneta, di marcha atrás y me fui a mi casa”, reconoció Rizzi en el juicio sobre el hecho del enterramiento.
Mientras no estuvo imputado, Nicolás Rizzi (31) cargó sobre su conciencia con un secreto aterrador: su “amigo” Jeremías Sanz lo había llevado hasta el lugar donde había dado muerte a su madre, María Eugenia Cadamuro, y le imploró ayuda para embolsarla, envolverla, y enterrarla.
María Eugenia fue vista por última vez el 15 de marzo de 2017 y a los 15 días fue detenido Jeremías y acusado de secuestro. En ese lapso de tiempo, al menos un testimonio lo ubicaba en cercanía física a Nicolás con Jeremías el día de la desaparición. Después vendría una coartada –pergeñada por Jeremías- que se cayó en pedazos. También, los investigadores de la Dirección de Investigaciones Operativas (DIO) detectaron que Rizzi estaba nervioso, que ocultaba algo y que estaba a punto de soltar, aunque después hizo marcha atrás. Incluso, los teléfonos en la época de la desaparición daban conectados a los amigos desde la tarde y hasta la madrugada.
Nicolás no fue nunca a visitar a Jeremías a la cárcel de Bouwer y prometió no ir a verlo nunca. Quizás, haberlo incriminado en un hecho delictivo grave fue el límite que produjo la distancia.
“Nunca lo fui a ver a Bouwer y quiero manifestar que nunca lo voy a ir a ver porque eso no se hace. Lo que hizo con la madre yo a eso no se lo voy a perdonar nunca. Una madre es lo más sagrado que hay. Yo sí discuto con mi mamá, pero me voy y vuelvo para hablar con ella porque la amo”, destacó Rizzi.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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