Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
El domingo 3 de noviembre se llevó a cabo una competencia que reunió a 15 equipos de mujeres, oriundas de Córdoba y Santiago del Estero. Debido a la reprogramación del evento, no pudieron asistir duplas de otras provincias. El objetivo fue asar mediante técnica libre, un costillar de alrededor de 20 kilos y poner a prueba su habilidad con la parrilla.
Las representantes locales presentaron su plato junto a productos típicos de la región como salame, queso, vinos y pan relleno de morcilla, una de las perlitas.
Luego de varias horas de cocción y de la evaluación del jurado, lograron el máximo título en la categoría amateur sorteando los obstáculos que el clima les impuso durante la jornada.
Emocionada hasta las lágrimas y con un festejo similar al de los jugadores cuando meten el gol de sus vidas, rodillas al suelo y brazos en alto, Alejandra aún se ríe de su espontanea reacción ante el anuncio de las ganadoras. Esa explosión de alegría es el resumen de un gran momento que no estuvo alejado de dudas y esfuerzo.
Parecidas pero diferentes
Familia, amigos, conocidos y medios de comunicación de todo el país se hicieron eco del gran logro.
Criadas en entornos distintos, pero unidas por el mismo ritual, el asado familiar y por la camiseta de River Plate. Alejandra es fanática de los caballos y el folklore; Gisela, de las motos y del rock. Una es más reservada y puntillosa; la otra, charlatana y desfachatada.
“Personas como nosotras que somos súper diferentes tuvimos un punto en común, algo que nos gustaba hacer a las dos y que sin saberlo, nos unió. En la competencia del domingo pasado, subieron al escenario una madre e hija y se besaban la frente. Esto te une sin la necesidad de ser iguales”, aseguró Gisela.

Relató una escena a la que recuerda con cariño: “La carneada una vez al año que solíamos hacer en el campo con mi papá. Él confiaba en mí en el toque de condimento cuando hacíamos el chorizo casero, el arrollado. Siempre me gustó esto de la carneada, de comer la parrillada, de ver como mi papá hacía un cordero a la estaca”.
Camino a la par
El binomio de asadoras inició en septiembre de 2018 cuando fueron invitadas a participar del mismo certamen en Marull, pero cada una con otra pareja. Más tarde, se reunirían nuevamente para un evento en la ciudad Córdoba en el mismo año.
Ya en 2019, más afianzadas, se consagraron subcampeonas en la Exposición de Malagueño en agosto hasta lograr el máximo galardón en la localidad cercana a la laguna de Mar Chiquita.
“Lo que estamos viviendo hoy –siguió- es algo que no tiene precio. Es una satisfacción, es sanador. Es una alegría que te sana el alma. Nos encanta la cocina y poderlo demostrar es maravilloso. El asado ya ha dejado de ser solo cosa de hombres. No hay que desmerecer a los hombres de ninguna manera, porque hay hombres que asan muy bien, pero también hay mujeres. Hay que dejar los miedos y animarse”.
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