Los Encuentros de Tradición Oral en el Hogar de Día de Colonia Caroya fueron espacios para soltar a la memoria. Como si fuesen ovejas, cada uno sacaba sus recuerdos a pastar para luego guardarse en el corral
¡Si vieran la hacienda que tenía la Anita Caminos! Calladita en las primeras citas –como la pastora que aprecia el silencio- uno ya intuía que delante de ella desfilaba su valiosa majada de historias.
¡Cuánto que contar de esta excepcional mujer! Empezaremos diciendo que la memoria de Ramona Ana Caminos –Anita para todos- es prodigiosa por partida doble. Portadora de excepcionales cuentos, creencias y técnicas para curar distintas dolencias, ha sabido enfrentar los obstáculos de la vida y sacar una sonrisa dónde muchos solo hubiésemos encontrado lágrimas.
Anita nació con una enfermedad en los ojos que le fue apagando día tras días su visión, limitando pero jamás impidiendo sus tareas campesinas.
Del cuidado de la chacra y los animales aprendió de niña, pues con tan solo un año quedó huérfana de padre. Ya adulta y con una ceguera avanzada, quedó en absoluta soledad cuando falleció su compañera madre.
Pero como Anita es mucho Anita, le redobló la apuesta a la vida; Yo me pude desenvolver en todo, gracias a Dios. Con el tacto de la mano toco la ropa y me manejo con el oído, así que yo con esos sentidos es como que viera. Y como le sobraba coraje, aprendió a tocar el bombo, la guitarra y Desde hace poco pintura en tela. ¡Já! ¡Pa’ que vean lo que es esta mujer!
La inolvidable charla que luego tuvimos en su casa estuvo precedida –cómo no- de chacareras y zambas cantadas por ella. Excelente narradora, expuso uno a uno los cuentos que, con sus primos y hermanos, se contaban y aprendían a la lumbre del fuego que quemaba la madera para convertirla en carbón; Había que cuidar la bóveda del horno toda la noche.

Aprendió muchas técnicas para curar: a los animales con el rastro o la palabra y a los vecinos, los orzuelos con un pañuelo. Ni hablar de los yuyos que curan y tiñen o las comidas de antes.
Tanto es lo que sabe, que hasta al esquivo bicho canasto le conoce una utilidad; Se le dice “si me busca no me halla, si me encuentra no me deje” Y si lo encuentra, hay que alzarlo para encontrar novia o novio y guardarlo por ejemplo, en el bolsillo.
Y así va por este mundo la linda de Anita: ella no admira la vida, sino que la vida la admira a ella por mil veces guapa y otras mil generosa.
Saberes ancestrales
Curar al rastro: el rastro del animal está ahí (marcado en el suelo) y yo agarró un palito que sea bastante viejito y le hago las cruces, y ahí voy diciendo lo que tengo que decir. Y luego al palito lo entierro. Cuando el palito se pudre el animal se cura.Curar el orzuelo: y un pañuelo que sea suyo yo se lo pongo sobre el ojo que tiene el orzuelo y yo sé lo que le digo. Y tienes que tenerlo usted (al pañuelo) tres días bajo la almohada o bajo el colchón, y ahí se cura el orzuelo.
Bicho canasta: sobre el bicho canasta se dice; si me busca no me halla, si me encuentra no me deje. Y ese, si lo encuentra, hay que alzarlo para encontrar novio/a. Guardarlo, meterlo, por ejemplo, en el bolsillo.
Duraznillo: también se lo usaba para curar a los animales. Si usted lo veía medio triste al animal, usted lo estrujaba bien al duraznillo, le sacaba todo el agua y se lo daba al animal. Es cómo que lo curaba.
Nombre: Ramona Ana Caminos
Nacida y criada en: Cabinda.
Edad: 80 años.
Sus mejores recuerdos: su infancia feliz en Cabinda
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