Así lo demostró una investigación de 2017 y 2018 llevada a cabo por dos estudiantes de medicina.
Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
En el tramo final de su carrera universitaria, Sol Chalimond y Jessica Coronel desarrollaron un detallado análisis sobre una problemática que pudieron observar mientras realizaban sus prácticas en el servicio de pediatría de la institución.

Esas situaciones despertaron su interés y decidieron conocer cómo afectaba la enfermedad a mujeres embarazadas y sus bebés. De allí fue que comenzaron a recabar información del sistema informático del nosocomio en cuyos casos, las pacientes tuvieron VDRL positivo, es decir que se les confirmó la presencia de la bacteria. Los datos abarcaron de enero a diciembre de 2017 y los primeros seis meses de 2018.
Números alarmantes

La sífilis es una enfermedad infectocontagiosa causada por la bacteria treponema pallidum, que se adquiere frecuentemente por vía sexual pero también por vía vertical, es decir la mamá a su hijo durante el embarazo o por transfusiones sanguíneas. Según el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, en nuestro país se registró un importante aumento, triplicándose la cifra desde 2013.
Entre los números preocupantes que arrojó el estudio local, se encuentra que de las 770 parturientas que asistieron al Hospital Vicente Agüero en 2017, 13 de ellas tuvieron serología reactiva para sífilis (1,6%) mientras que en los primeros seis meses de 2018, de las 393 pacientes, en 10 se confirmó la enfermedad (2,5%) mostrando así un notable incremento.
Otros datos que se desprendieron de la investigación fueron que el 38% de las embarazadas cumplió con el tratamiento para sífilis y el 62% no lo realizó o lo hizo de forma incompleta. El 77% de las madres controlaron correctamente la gestación, mientras que el 23% restante llegó al momento del parto sin controles o con controles insuficientes.
Camino por recorrer

Luego de detectar la sífilis en las mujeres, los neonatos continuaron bajo supervisión ya que el resultado positivo indicaba que habían estado en contacto con la bacteria y que, podrían años más tarde, desarrollar complicaciones como sordera, dificultades en la visión, cerebro y corazón.
“El 100% de los bebés quedaban internados por una cuestión epidemiológica, para evitar la progresión. Se tuvo que hacer la profilaxis, quedaron internados en el servicio de pediatría con controles seriados de sangre, con aplicación de penicilina durante diez días. No se puede determinar cuántos de ellos iban a desarrollar las complicaciones, pero, si no se realizaba el tratamiento, era probable”, explicaron.
Para finalizar, las profesionales realizaron una reflexión que va más allá de lo médico: “Lo más llamativo es que de este tema no se habla. Todavía es un tabú. Hay mucha desinformación. Po ejemplo, estas mamás que tenían serología positiva, no sólo ellas tenían que realizar el tratamiento sino también sus parejas y muchas veces no teníamos el registro de que la pareja hubiese realizado alguna de las dosis del tratamiento. Hay desinformación sobre cómo prevenir, cómo curar y de la gravedad que puede llegar a tener a futuro”.
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