Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
Año 2011. El escritor Guillermo Saccomanno pone en palabras la vida de un docente con más de 50 años dedicado a la profesión y que, por defenderla, pagó un alto precio. El libro Un maestro. Una historia de lucha, una lección de vida resume el camino de ‘Nano’ quien hoy, a punto de cumplir 71 años, sigue recorriendo el país compartiendo generosamente sus experiencias.
Hace poco, estuvo en Caroya donde compartió una tarde y dejó numerosas frases para reflexionar. Ante la atenta mirada de los presentes, resumió los capítulos del libro en primera persona y despertó más de una risa por su sentido del humor.
Andanzas
Orlando nació en Pellegrini, Buenos Aires a fines de la década del ‘40. En su juventud, comenzó a militar en el peronismo mientras estudiaba para ser maestro normal nacional.
Siempre inquieto, descubrió en el pedagogo brasilero Paulo Freire una mirada sobre la educación que adoptó y que aún lo acompaña: “Trabajé siempre en la educación de adultos y adhiero a una concepción de la educación popular. Creo que la educación popular hoy tiene en América Latina muchas cosas para aportar para la resolución de la crisis que está viviendo el sistema educativo en general”.

“Hace unos años me encontré con un compañero de servicio militar. Él creía que yo estaba desaparecido porque el 24 de marzo de 1976 me detienen. Voy a estar dos años a disposición del Poder Ejecutivo sin causa ni proceso hasta que pido la opción y me voy a Italia por tener un abuelo italiano que me dio la ciudadanía. Entonces soy italiano en Italia y argentino en Argentina. Ahí, es donde me dejan sordo. Tuve que explicarles a estos señores que Paulo Freire era un pedagogo y no un subversivo. No nos pusimos de acuerdo, claro”, narró.
Impulsores del cambio
Balbo reflexionó: “Me he quedado con un montón de saberes pedagógicos que no son míos, pertenecen al conjunto de la sociedad. Si yo cobrara por lo que hago, estaría convirtiendo el saber en una mercancía y es por ahí donde se mete el neoliberalismo. El docente no cobra por lo que sabe, al docente hay que pagarle mucho mejor de lo que le están pagando por el trabajo que implica transmitir esos saberes. Los saberes no son de él, pertenecen al conjunto de la sociedad del que es depositario”.

“El capitalismo financiero de este último tiempo comprendió que hay que pagar en relación directa a la valoración social que se hace del trabajo. Por eso, le empieza quitar valoración social al trabajo docente, quitándole autoridad, para poder pagarle menos. Entonces, (dicen) ‘los docentes son vagos, se la pasan haciendo paros, trabajan cuatro horas por día o tienen cuatro meses de vacaciones’, todas cosas que son mentiras. De acuerdo al tipo de clase que dé este docente se está jugando el futuro de una generación. Esos 40 pibes que están en el aula con docentes mal pagos, tristes, con broncas van a formar chicos tristes, con broncas. Yo como papá quiero que el docente sea feliz así le enseña a ser feliz a mi pibe”, finalizó.
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