Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
De hablar pausado y con acento que delata sus raíces norteñas, César abrió las puertas de la oficina y el galpón, lugares donde transita gran parte del día. En un rincón, cuelgan los diferentes instrumentos que fabrica con paciencia: guitarras, guitarrones, charangos y requintos. Cada uno de ellos con diferentes tamaños, características y sonidos.
A pocos metros, funciona el taller en el que las maderas despertarán melodías. Con entusiasmo, recorrió los espacios y detalló las etapas del proceso. La postal parecía un rompecabezas gigante, entre aserrín y herramientas. Con 39 años, decidió dejar su oficio principal como carpintero para incursionar en la luthería.
En el monte
Al poco tiempo de arribar a la ciudad, inició con lo que era un hobby y que unía dos pasiones, la carpintería y la música. La infancia ligada al monte, le brindó herramientas que en la actualidad nutren su trabajo tales como la curiosidad, la creatividad y el silencio.
Hoy, la luthería es el cable a tierra y sostén de la familia. “Es tener la posibilidad de trabajar de que me gusta y poder vivir de eso. Esa fue una meta muy grande. La primera había sido poner mi propia carpintería, pero esto es diferente. En mi Facebook había puesto una nota que decía ‘estoy dejando un trabajo hermoso para hacer otro aún mejor’. Es lo cierto, es lo que me pasaba en ese momento y me sigue pasando”, narró.
Magia en madera
César aseguró que cada músico es un mundo por lo que allí nace el desafío de crear un instrumento único y especial. El proceso de fabricación de una guitarra lleva más dedicación de lo que se cree y por sobre todo, mucha perseverancia. El primer paso es cortar la madera en tablas finas, pintarlas y dejarlas secar por un año y medio. Luego se elige el material que, en el caso de Torres, incluye maderas novedosas para el oficio.
Su talento plasmado en trabajos llegó a oídos de Jorge Rojas, quien tiene una guitarra fabricada por César. Entusiasmado, relató el encuentro con el cantautor: “el año pasado cuando vino con el Indio Rojas a la Doma, por medio de ‘Coco’ Gómez, pude bajar a camarines y mostrarle la guitarra. Se quedó loco, le gustó y me dijo que quería una, pero que fuera completa de palo santo porque es su madera, de la zona nuestra”.
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