Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
En abril desde este año, se anunció en Colonia Caroya la creación de una capacitación novedosa para la región. Mediante una convocatoria abierta, la formación tenía por objetivo sumar un nuevo rol que permitiera captar las necesidades de la comunidad desde su propia mirada.
Hoy, el trayecto superó la mitad del recorrido planificado en 13 encuentros en los cuales se suma, además, las visitas semanales a los cuatro barrios elegidos: Los Álamos, Malabrigo, IPV y Santa Teresa.

“Están pudiendo poner en tensión las cuestiones teóricas en relación al conocimiento del territorio. Se nota en clase al hablar de los distintos espacios que recorren y las distintas experiencias con las familias cómo ellos van siendo atravesados por lo vivencial. Están haciendo una descripción muy clara de las problemáticas que van encontrando, se van sorprendiendo de algunas cosas que a lo mejor tenían desde el prejuicio o desde la falta de conocimiento teórico”, explicó Luciana Peresini, una de las coordinadoras.
Cambio de mirada

El proyecto superó las expectativas iniciales a tal punto que se evalúa georeferenciar los datos relevados para tener un mapa de las problemáticas detectadas. Agostina Ferioli, otra de las profesionales a cargo de la iniciativa, sumó: “Ahora con el tema de la sistematización de los datos, empezamos a encontrarnos con la gente de Planeamiento quienes también llevan adelante un montón de trabajo para pensar lo local con un diagnóstico participativo. Ellos se van a sumar para generar planos tridimensionales, por primera vez, a través de sistemas”.
En primera persona

“Este espacio es muy importante, primero, porque no se cuenta con muchos espacios como éste y porque logra condensar un modelo de salud, una concepción en su sentido amplio entendiéndola como derecho humano. Lo que me parece fundamental es que se promueva este rol de agente de salud en el sentido de no quedarse en el centro de salud esperando que venga una persona enferma a consultar sino que se pueden generar acciones mucho antes, saliendo al territorio, conociendo las condiciones de cómo viven”, aseguró.
Si bien hubo algunos episodios en los que las familias no quisieron abrir las puertas de su hogar, fueron escasos ya que el buen recibimiento primó. “Nos contaron sus experiencias de vida –continuó- que para mí es algo muy valioso ese vínculo que se genera, que se va gestando de a poco entre la figura del agente de salud comunitaria y la comunidad”

“Te permite ver realidades que están cerca, pero invisibilizadas”, finalizó.
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