Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)

Hoy, reparte su tiempo entre el consultorio, el Complejo del Adulto Mayor en Jesús María y las carreras adentradas en la naturaleza.
Aunque al comienzo de su carrera profesional, se interesó por la Psiquiatría, luego culminó en la medicina generalista y, finalmente, en la Geriatría. Un día, repasando las charlas con sus pacientes descubrió que no ponía en práctica un discurso repetido: el de dedicar tiempo a salir de la rutina y animarse a cosas nuevas.
El trail running o carrera de montaña fue la respuesta ante tantas preguntas. Su mejor amigo, Fernando Conci decidió acompañarlo en la gran hazaña que se cristalizó en la participación del evento llamado El Cruce de los Andes en 2014.
Superando barreras
“Empecé a correr de grande, a los 36 años en 2013, leyendo, consultando a quienes ya lo habían hecho. Primero, caminando, trotando un poco después, y un poquito más hasta que tuvimos una disciplina. Todas las semanas hacíamos algo y el fin de semana nos íbamos a la montaña, cada domingo a las cinco de la mañana hiciera frío o calor”, detalló.
A la hora de elegir carreras que sumaron anécdotas inolvidables, destacó que fueron la primera y la última. “La primera fue el Cruce de los Andes donde me pasó de todo porque llovió durante tres días, se nos voló la carpa, climatológicamente fue un desastre. Y la última en Ushuaia, una carrera donde me largué a llorar al final por el hecho de haber sido tan extrema, cinco horas con 10 grados bajo cero con nieve. Ahí, me pasó algo que es muy sano, te ponés en contacto con tus emociones primarias”.
Un equipo

Estas experiencias les posibilitaron a los Tauro recorrer prácticamente todas las provincias entre entrenamientos, carreras y paseos. Para finalizar, el flamante deportista recordó las palabras de un adulto mayor que le enseñó una importante verdad resumida en una frase: “Che, disfrutá más”.
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