Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
Hace unos años, la Fundación La Huella soñó con sumar nuevos espacios que continuaran el proyecto pedagógico planteado en el espacio que ocupaban sobre la calle Luis Alara.
Así avanzó la posibilidad, hoy concretada, de crear una nueva escuela primaria en Colonia Caroya que, este año cuenta con primer grado, sala de 4 y de 5 años.

Las pistas están a la vista ni bien se traspasa la puerta principal. La huerta en un rincón, las salas están llenas de color y grandes espacios. No hay mesas separadas sino una gran mesa común, el sector de juegos ocupa más de la mitad del lugar y contiene los elementos más variados que pueden imaginarse.
El aula no tiene límites, sale de las cuatro paredes.
¿Qué hace la diferencia? Anabel Uanino, directora de la fundación y de la escuela, brindó algunas respuestas: “Es la combinación de un montón de factores: el espacio, la manera integral de planificar la enseñanza, los vínculos humanos y la relación familia-escuela, la naturaleza como abecedario, el arte y el juego como vehículos naturales del niño”.

La naturaleza como centro

Por ejemplo, una de las tareas que llevan a la casa es cocinar alguna receta en familia utilizando las nueces, almendras y castañas que cosecharon previamente con sus propias manos.
Aprender ciencias naturales puede convertirse en una visita a los animales de la granja o conocer los números se hace contando semillas y granos. La mirada según su directora está puesta en lo cooperativo, los juegos dejan de tener como eje la competencia y pasan a perseguir un propósito final al cual se llega colaborando en equipo.
Época de cambios
“Trabajamos con la población más vulnerable de la sociedad, son los cinco primeros años de vida de un ser humano. La Huella se llama así por eso. Lo que uno hace, las experiencias en los niños, los marcan para toda la vida y no es poesía. Como sociedad muchas veces descuidamos los primeros años”, razonó Anabel.

“Ojalá nuestra escuela sirva, no sé si de modelo, pero sí para hacer la punta, para mostrar que hay otras maneras. Esta que hacemos es una manera, debe haber millones más seguramente y, de hecho, están surgiendo un montón de experiencias educativas, pero requiere de esfuerzo, mucho compromiso”, añadió.
“La escuela surgió para homogeneizar, guardapolvos blancos, todos iguales: argentinos e inmigrantes. Así nació, pero ya pasaron muchos años y la sociedad cambió. La típica foto del aula de hace 100 años y la de hoy son iguales. La escuela tiene que repensarse, escuchás a los papás y lo necesitan, las políticas educativas están pidiendo eso, los formadores de educadores, también”, finalizó Uanino.
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