Último momento
recent

Durante la evocación por Malvinas, el Museo Jesuítico Nacional prometió ayudar a su par de Sinsacate


La colaboración entre museos se enmarca en un proyecto que el Jesuítico lleva adelante. Capacitación, organización, inventario y conservación serán los aspectos en que se centrará el intercambio de experiencias.

La 37ª conmemoración de la guerra de Malvinas volvió a sumergirnos en el amargo recuerdo de una guerra desigual, pero también nos reencontró con el heroísmo de nuestros soldados, muchos de los cuales conviven entre nosotros, son la prueba viviente de que a esa causa hay que seguirle dando pelea.
Lalo camina junto a Pedro e intercambian recuerdos respecto de si fueron 530 o 630. No hablan de tuercas ni de clavos ni de arandelas. Hablan de las bombas que contabilizaron durante el tiempo en que custodiaron su posición durante la guerra de Malvinas, en Bahía  Zorro.
Y en el Museo municipal que los recuerda, en Sinsacate y en diagonal a la Posta, se enciende una cámara y las anécdotas brotan.
No hay amargura. El relato es vívido, como si nunca se hubiesen ido de allá, como si siguieran defendiendo la celeste y blanca en suelo malvinense.
Lalo lo llama a Andrés porque quiere que los vean juntos, en paticular por el color de la tez bien oscura de ambos. “Nosotros pensamos que como iban a hacer tiro al blanco nos íbamos a salvar porque ‘mirá el color que tenemos’, pero nos tiraron igual”, suelta Lalo y desata unas generosas carcajadas.
Andrés, Sebastián y Emilio recuerdan con precisión cada misión aérea, son los orgullosos hombres de nuestra aviación que despertaron admiración mundial.
Recuerdan haber comido mucho pan cuando volvieron a tierra, y los relatos se entrelazan con las tácticas donde nuestro ejército aplicaba la picardía criolla para despistar a las pesquisas tecnológicas con que contaba el enemigo.
No lo dicen, pero si volvieran a nacer irían a pelear de nuevo. Hablan de la tristeza que les produjo ver flamear ese “trapo sucio” en lugar de nuestra enseña patria.
Les ha llevado tiempo procesarlo y cada evocación les moviliza todo, pero son orgullosos hombres de Malvinas.
Eduardo Álamo, Erio Andrés Moyano, Emilio José Coirini, Pedro Tiraboschi, y Sebastián Lípari fueron los cinco veteranos de guerra que se prestaron a conversar con el director del Museo Jesuítico Nacional, Carlos Ferreyra, junto a quien filmaron las anécdotas referidas.

Profesionalizar el Museo

Ferreyra les explicó a los excombatientes que el Museo Jesuítico ayudará a su par del de Malvinas, en Sinsacate (inaugurado el año pasado) a mejorar su exposición.
“Necesitamos que el Museo de Malvinas conserve su estructura museográfica, su guión, más allá de la buena voluntad de los veteranos porque tarde o temprano todos nos vamos a ir de este mundo”, razonó el director de la Estancia Jesús María.
“El personal de nuestro museo -añadió- va a colaborar en inventariar, en la conservación y en mejorar el montaje y la Municipalidad de Sinsacate va a colaborar en la parte económica. Estamos contentos porque Malvinas es una causa nacional y creemos que tenemos que hacer nuestro pequeño aporte”.
“Vamos a prestar vitrinas, y a enseñar cómo enmarcar fotos para que no sufran con la humedad. La potencia de un museo es convertir un recuerdo familiar en un bien de toda la comunidad”, concluyó Ferreyra.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.