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De introvertidos y extrovertidos… ¿cómo congeniar personalidades tan distintas?

Por: Adriana Felici (Periodista, directora sección En Familia)

A priori pareciera casi imposible unas persona extrovertida pueda llevarse bien con una introvertida. Cuando esta situación se da en los vínculos familiares –pareja o padres e hijos-, e incluso en ámbitos laborales, las quejas suelen correr por caminos paralelos.
Al introvertido se lo “acusa” de no decir lo que piensa (“Nunca sé lo que te pasa”) y al extrovertido se lo critica por decir lo primero que se le cruza por la cabeza (“Podrías habere callado”). Pero de ambos, los que peor prensa tienen, son los introvertidos a los que suele recriminárseles su falta de comunicación y hasta aparente apatía.
Sin embargo, es importante saber que, en realidad, nadie tiene una personalidad puramente introvertida o extrovertida: cada uno de nosotros tiene un estilo que predomina más sobre el otro, e incluso acomodamos una u otra tendencia de acuerdo a las circunstancias. O sea: ni blanco ni negro. Para saber cómo sobrevivir a un introvertido -¡y viceversa!- la Lic. y Prof. Jimena Guma, Esp. en Psicología Clínica (M.P. 7791), nos describe las características de ambas personalidades.

Los extrovertidos 

• Ultra sociables. No les gusta la soledad sino estar rodeados de gente. Su idea de una salida involucra a amigos o familiares. Tienen un círculo grande de amistades e invierten mucho tiempo y energía en mantenerlo.
• Se aburren rápidamente de todo. Necesitan estímulos en forma permanente. No los atraen ni la rutina ni las tareas repetitivas.
• En actividades individuales suelen tener menor capacidad de concentración que los introvertidos.

Los introvertidos

• Territoriales. Necesitan un espacio privado, tanto físico como mental, y los defienden a capa y espada.
• Más bien solitarios. Prefieren estar solos o con poca gente y mantener conversaciones con una persona por vez. Pero atenti: no es que sean antisociales, sino que tienen una forma distinta de relacionarse. Gustan de socializar con personas de su absoluta confianza y aprecio.
• También prefieren trabajar solos.
• No les gusta llamar la atención.
• Disfrutan de las reuniones grupales pero prefieren estar en silencio, escuchando a los otros.
• Amigos de fierro. Tardan más que la mayoría en desarrollar nuevas relaciones, pero una vez logradas son leales, en general, para toda la vida.  Aún así, les cuesta comunicar sus sentimientos: algunos lo hacen con gestos, por carta o mensajitos.
• Mundo interior. Tienen gran capacidad para aislarse de lo que los rodea. “¿Cómo podés seguir  leyendo tranquilamente mientras me oís correr entre la cocina y los chicos que están peléandose a los gritos”?, le pregunta su mujer, sin saber que el introvertido puede seguir leyendo porque está en su mundo y lo exterior no le llega.
• Felices. Ese auto-aislamiento elegido los colma. 
Y aquí viene la pregunta de oro: los introvertidos, ¿son necesariamente tímidos?
El comportamiento de una persona introvertida induce a asociar introversión con timidez; sin embargo este rasgo de timidez se puede encontrar tanto en una persona extrovertida como en una introvertida. Una persona extrovertida –a la que difícilmente supongamos tímida- puede estar deseando hablar en público pero no se atreve a levantar la mano. Ni más ni menos que lo que le puede ocurrir a una persona introvertida”, dice la psicóloga Jimena Guma.

Congeniando en la pareja

El introvertido que vive con una pareja extrovertida debe hacer esfuerzos para que la relación no se vuelva rutinaria. Un entorno que no cambia más o menos rápidamente aburre al extrovertido. Y no es que se aburra de su pareja, sino que necesita cambios, sorpresas… ¡que el mundo se mueva!”, apunta Guma. Y para el otro lado de la balanza, recomienda: “El extrovertido debe comprender que el introvertido necesita sus espacios físicos y mentales, y también debe aprender a “leer” entre líneas los sentimientos de su pareja, ya que difícilmente éste los exprese verbalmente”. En suma, sólo se trata de polos opuestos que, por alguna razón, se atraen. Como siempre, con respeto y comprensión es posible lograr el equilibrio.

Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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