Dólar, inflación, desempleo, crisis, desencanto, hartazgo son palabras que, todas juntas, nos remiten a un momento histórico, el actual, y a una circunstancia emocional de una inmensa mayoría.
Pero ¿tienen las palabras algún poder curativo si se utilizan en otras combinaciones y dentro de un texto poético?. La docente universitaria y especialista en Lengua Española, Ivana Alochis, está convencida que sí.
Y con esa convicción llegó a Jesús María a presentar Warmi, su último libro de poemas, ante un auditorio repleto en el Museo de la ciudad Luis Biondi. Fue invitada por el municipio local dentro del marco de las actividades por el mes de la mujer.
“La poesía es una opción balsámica, de restitución, de alguna cosa que nos digan las palabras, aunque sea poética, pero que nos haga creer que aún hay esperanza en algo”, destacó en diálogo con Primer Día.
“En el caso -añadió- de este libro (Warmi) hay mucho dolor, mucha rebelión contra el dolor que nos hacen sufrir a las mujeres, pero también hay esperanza en que, con una nueva pedagogía de los afectos, y una nueva enseñanza sobre cómo valorar a las mujeres, podemos empezar a limar esta enemistad que se generó entre quienes han empezado a optar por un determinado género”.
Feminismo constructivo
“Soy una gran luchadora, hace muchos años que luchaba sin saber que era feminista. Hoy, desde mi formación de género, sé que he luchado para serlo, pero de ningún modo ando ‘matando’ hombres, sino que los busco y trato de instarlos a que vivan una vida libre de violencia y una forma de amar en la que también tengamos un lugar las mujeres en la decisión de amar, en el deseo, en la posibilidad de vivir libremente el amor compartido”, explicó.
Y detalló sobre su preocupación por la violencia creciente contra las mujeres: “Se nos piden cuentas por todo y si, por alguna razón, decidiéramos usar determinada prenda, o salir a determinada hora de la noche, o bailar en determinado lugar, o hacer alguna actividad, se nos decreta ‘violables’, ‘matables’, ‘castigables’. Eso es lo que me lleva a luchar. Tratar de que haya equidad entre hombres y mujeres”.
En la enumeración de qué está faltando para esa equidad, la especilista encadena libertad para circular sin ser matada/ abusada/violada, confianza, ciudadanía léxica (aparecer en los periódicos con sus nombres y apellidos), entre tantas otras.
Una lengua inclusiva

“Cuando uno ama y quiere hablar correctamente, trata de incluir a la otra persona. Son circunloquios, perífrasis, se alarga al hablar, pero también es cierto que las mujeres empezamos a vernos. Y también en esa ‘e’ están una gran cantidad de colectivos que han optado por una diversa forma de vivir genéricamente que sienten que esa ‘e’ los representa”, destacó la docente y escritora.
Finalmente, le sugirió a Mariana Ispizua que use “intendenta” en lugar de “intendente”.
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