Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)

Esos tres pilares guiaron la jornada que analizó un modelo de producción que en los últimos años viene acaparando la atención. Los modos de trabajo tradicionales ligados a la tierra parecen no ser suficientes ante la demanda creciente de alimentos, teniendo no sólo en cuenta la cantidad sino también su calidad.
De allí es que surgen estas alternativas que lejos están de ser innovadoras ya que, justamente, proponen el regreso a una convivencia armoniosa con la naturaleza. Para ello, el coordinador de la Red Nacional Argentina de Municipios que fomentan la Agroecología (RENAMA) realizó un profundo análisis de las prácticas actuales en el campo y cuáles son las otras opciones vigentes de las que poco se conoce.
Encender alertas

Esos números reflejan lo que Cerdá explicó a través de un ejemplo: el agroquímico como un antibiótico consumido en altas dosis, comienza a perder eficacia debido a que el cuerpo desarrolla resistencia a sus componentes. En este caso, hoy existen más de 30 malezas comprobadas que son inmunes al accionar del producto por lo que son tratadas con mezclas de glifosato y otras sustancias como el 2-4D y Dicamba.
“Uno está comiendo, todo el tiempo, pequeñas cantidades de glifosato porque todo lo que es dulce y se lo compra en un supermercado, tiene jarabe de maíz de alta fructuosa. Entonces, ¿el maíz de dónde viene? De todos los maíces que se hacen con glifosato. Si te comprás algo salado, le ponen lecitina de soja y ¿la soja de dónde viene? (…) tenemos que repensar nuestra alimentación porque estamos teniendo muchos problemas”, remarcó.
Para dar pruebas de lo expresado, mostró los valores surgidos de análisis de frutas y verduras llevados a cabo en el Mercado Central de Buenos Aires en los cuales se detectaron, en más del 50% de los productos, la presencia de agroquímicos, muchos de ellos no autorizados.
“El glifosato tiene una toxicidad crónica que se evalúa con los años. La Organización mundial de la Salud sugiere que se incorpore la banda de toxicidad crónica y no la verde”, puntualizó.
Volver a la tierra

Cerdá manifestó una fórmula para lograr el equilibrio entre la producción y el medioambiente: “si tengo salud en los suelos, voy a tener plantas sanas. Si tengo plantas sanas, los animales también van a estar sanos. El alimento estará sano. Eso que parece tan sencillo, es la clave”.
Tal vez el primero de los pasos para comenzar el traspaso de lo tradicional a lo agroecológico es recuperar la fertilidad de los suelos con cultivos asociados, por ejemplo con leguminosas que van desde árboles nativos como el algarrobo o plantas cuyos frutos son chauchas.
“Cuando hablamos de agroecología decimos estamos en un modelo de muchos insumos y pocos cultivos -maíz, soja- y para lo que nosotros trabajamos es para incorporar más variabilidad, ir dejando de a poco todos los insumos y tener más productos. Ese es el cambio que tratamos de introducir”, finalizó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario