Sorteó con gracia cada embate político y cada requerimiento periodístico.
La presencia de la diputada Elisa Carrió en nuestra zona se pareció casi a la visita de una rock star: le pedían fotos, y todos querían tenerla cerca, incluso aquellos que la critican por su desempeño como legisladora.
Es que Carrió baja poco al recinto, apenas si unos minutos antes de cualquier votación crucial, y su aporte en la Cámara Baja es escaso. Pero se sabe, al mismo tiempo, engranaje indispensable de Cambiemos y tiene una relación personal con el presidente Macri que le pidió que salga a explicar a los sectores empresarios cómo vamos.
Parece fácil, pero Carrió recibe en cada encuentro que motoriza una catarata de reclamos y pedidos de sectores de la economía que están preocupadísimos por el futuro mediato del país. Los escucha a todos y se lleva anotados los que, después, repasará junto al presidente en busca de nuevas estrategias.

Pero así y todo, logró sortear con una eficacia admirable cada requerimiento y cada pregunta periodística. Es inmune a cualquier crítica, tiene don de la palabra, y logra empatizar con cualquier entrevistador rápidamente.
"Si Córdoba quiere hacer una obra que no está presupuestada y quiere que la haga la Nación, tiene que estar en el presupuesto. A Schiaretti no es que no lo quiero, pero si no aprueban el presupuesto, sigue el del año anterior y seguirán las obras plurianuales, las rutas y los mismos gastos", planteó respecto de la discusión que se está abriendo por el presupuesto 2019 y que requerirá de un consenso enorme y de la presión de gobernadores opositores sobre sus legisladores provinciales.

La diputada admitió que, si bien habría seis meses difíciles, ve al país "muy bien" en los próximos 10 años y reiteró que el Gobierno apunta a que las Pymes exporten. Lilita bromeó con un cabrito que le regaló el legislador Carlos Ciprián.
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