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Gendarmería emuló la gesta andina de San Martín

Un contingente integrado por 15 aspirantes a suboficiales y algunos oficiales, entre ellos el director de la escuela, cruzaron la cordillera de los Andes como parte de los eventos por el 60ª aniversario de creación de este instituto de formación.

A poco de asumir como director de la escuela de suboficiales de Gendarmería Nacional, el comandante mayor Sergio Enrico supo que tenía por delante el festejo de los 60 años de la creación del instituto de formación y quería un evento que hiciese justicia a semejante trayectoria.
Consulta va, consulta viene, fue calando una sugerencia del 2º comandante Gustavo Brantiz de recrear la proeza militar de San Martín en el cruce de los Andes. A partir de esa idea, fue necesaria la aprobación de la superioridad, conseguir el presupuesto y, fundamentalmente, a los “gendarmes” dispuestos a poner el cuerpo al proyecto.
De entre todo el personal disponible, se eligió a 15 aspirantes a suboficiales -5 mujeres y 10 varones- porque eran los que se encontraban en mejores condiciones físicas. Aunque lo que se pondría a prueba iba a ser su fortaleza mental.
Tendrían que cruzar por el paso internacional Portillo de Piuquenes que fue por el que San Martín emprendió el regreso victorioso con las tropas libertadoras.
Les esperaban poco más de 80 kilómetros de caminata, cargados con mochilas y cargas de entre 10 y 12 kilos, a 4300 metros sobre el nivel del mar, y soportando amplitudes térmicas que podía ir de los 25 grados a los 7 bajo cero en la noche.  Y a todo eso, súmenle el viento que sopla con más frecuencia de lo que cualquiera querría.
Ninguno de los que hizo la travesía contaba con vestimenta especial, ni calzado especial, y tenían solo dos comidas fuertes por día: desayuno y cena. En el intermedio, había que arreglárselas con agua, frutas, frutos secos o alguna golosina que aporte calorías para soportar el enorme desgaste físico.
Mientras los protagonistas le narran la experiencia a Primer Día, sobresalen los relatos sobre esfuerzos superlativos, momentos de duda, pensamientos negativos, dolores provocados por la altura y la falta de costumbre, y cómo se daban fuerza para no desfallecer pensando en que eso mismo hizo San Martín y sus tropas en el siglo XIX y sin nada de la tecnología hoy disponible.
Pero tampoco fueron todas quejas, porque pudieron ser testigos de la majestuosidad de la naturaleza, de paisajes sorprendentes, y de haberse puesto a prueba como grupo y lograr colectivamente un sueño que comenzó en Argentina el 28 de enero y concluyó en Chile el 31.

Flor de experiencia
“Lo que allá en 2017 fue un sueño el 27 de enero comenzó a hacerse realidad desde que partimos de la escuela. No sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar porque de todo el grupo humano muy pocos tenían la experiencia de haber vivido en zona de montaña o haber escalado o paticipado de una actividad de este tipo, pero pudimos cumplir con nuestra ilusión”, señaló el Cte. My. Enrico, director de la escuela.
El 2do Cte. Brantiz, responsable de la preparación atlética, también valoró el desafío: “Vivimos situaciones donde el ser humano se pone al límite. En cada paso te vas planteando cosas que en el vivir cotidiano no se plantean. La inmensidad te lleva por momentos a sentirte algo diminuto y al terminar el día se siente grandioso. Son sensaciones inexplicables”.
Entre los expedicionarios, Laura Orquera valoró sobre la experiencia: “Mis piernas temblaban por momentos, pero pensaba ‘si me quedo, entorpezco el objetivo del grupo’ y nos habíamos propuesto llegar todos juntos. La calidez del grupo y la constante ayuda fueron claves para lograrlo”.
Algo similar sintió su compañera Marilina René: “Fue una de las experiencias más lindas que tuve y que nunca me la esperé. Hubo momentos en que me decía que no lo iba a poder lograr porque era mucho el esfuerzo,  y donde lo mental fue clave. La conmoción de ver ese hermoso paisaje también hacía olvidar los sufrimientos”.
Entre los varones, Lucas Molina, reflexionó: “Cuando no sabíamos en que pensar, surgían las preguntas sobre lo que habrá sido en aquella época sin la tecnología ni los caminos que hay ahora. 500 fotos no van a explicar lo que vivimos”.

  GN: Cruce de los Andes
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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