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Los nuevos músicos del Titanic

Por: Luis Pastawski (Vecino de Jesús María).

La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo” (Maurice Maeterlinck)

1) Informe de situación
Los medios de comunicación se hallan en general influenciados por el modelo mercantil oficialista, el cual condiciona la información objetiva. Sin embargo, más allá de lo señalado, en lo cotidiano prevalece la pesadumbre y la escasa confianza en las actuales políticas, demagógicas con algunos sectores sociales y de endeudamientos millonarios con los acreedores de siempre. El costo nuevamente lo solventarán los sectores marginales y la, cada vez más hundida, clase media.
El país navega a la deriva; el choque ocurrió hace un tiempo y el agua empezó a filtrarse por todos lados. Aumentos desmedidos de combustibles, tarifas y, sobre todo, un gasto altísimo en el mantenimiento de un sistema político que se expande sin brindar soluciones ni posibilidades de lograr el bien común. Con una moneda que se sigue devaluando y ciudadanos (pasajeros) buscando penosamente la zona de los botes salvavidas, sabiendo de antemano, porque la película es repetida, que no alcanzarán para todos. Y ellos, los músicos, nuestros políticos gobernantes, tocando la más bonita melodía, ahora coreada por los aliados de un sistema perverso, con falsas promesas de cambios. Músicos, que en nuestro caso, no van a perecer en el naufragio, sino que tienen flotadores con garantía para depositarlos, como siempre, en un lugar seguro.
Éste fondo no es el de hace veinte años dijo el ministro de Hacienda. ¿Ironía? ¿O se refería a nuestro fondo? Ese que indudablemente está más sumergido y más difícil de reflotar que el mismísimo Titanic. Demostración triste la del funcionario de la incapacidad para resolver conflictos de la actual dirigencia, intentando justificar lo injustificable. No hay respuestas tampoco desde una oposición desarmada, que va negociando en cada provincia los recursos necesarios para seguir sobreviviendo. En esta nación cada vez menos federal  las decisiones se irradian desde el gran puerto, beneficiando a pocos y asegurando a muchos la pobreza, la desocupación, la inseguridad y la calidad de vida indigna por unos cuantos decenios.

2) Las joyas eran de la abuela Argentina
En los años noventa se vivió el único período en la historia reciente sin inflación y con un dólar valuado en un peso.
Esta situación se cimentó en nuevos endeudamientos y lo que se llamó “la venta de las joyas de la abuela”: empresas y recursos legítimamente nacionales fueron privatizados. Aerolíneas, petróleo, gas, electricidad y mucho más. Hoy, sin embargo, subyace sin que adquiera gran notoriedad la lenta, pero imparable desde hace años, venta de la más importante fracción de las joyas: nuestra tierra, con sus minerales, sus hidrocarburos y principalmente con sus depósitos acuíferos. El agua va a ser en el futuro motivo de conflictos entre países. Parte de esas reservas ya no son propias sino que quedaron bajo manos extranjeras. Los noventa tuvieron su réquiem.

3) “¡Música para ahogarse, esto es primera clase!
Pago chico, infierno grande o para muestra basta un botón. Lo que ocurre en nuestro Municipio sirve como explicación a escala de lo que sucede a nivel nacional. El Pro se fagocitó de un bocado todo lo que se cruzó en su camino: Unión Cívica Radical, Justicialismo, Socialismo, alas Kirchneristas del peronismo, Movimiento de Participación Regional. Referentes de estos partidos pseudo-progresistas ocupan importantes puestos en el Municipio. De oposición, ni hablar. Las formas alternativas de participación popular han ido desapareciendo y solo quedan espacios de intervención en los cuales se reflejan los lineamientos impuestos desde el estado Municipal. Mientras tanto, al resto de la ciudadanía independiente se la complace con los acordes del Titanic hundiéndose, música para bailar con el frío y en tinieblas.
Mis notas, incluso las más críticas como ésta, suelen tener un mensaje alentador. En estos momentos de incertidumbre por promesas de campañas incumplidas, deberes de funcionarios públicos olvidados y tanto desasosiego, Julio Cortázar acude a mi memoria con sus palabras: “La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose”.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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