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Bodega La Caroyense: el turismo enológico se duplicó en diez años

La apertura a visitantes mostró su potencial y aún sigue creciendo.

Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)

Desde hace un tiempo, a la entrada del establecimiento vitivinícola está plantado un cartel que da la bienvenida a una de las paradas de los Caminos del Vino. Apenas se traspasa la puerta principal, una mesa de entrada recibe a curiosos que desean conocer las historias detrás de la gran fachada que sobresale al constado de los plátanos. 
Seis guías trabajan de lunes a domingo para ofrecer un recorrido por las instalaciones que consta de tres partes: relato de los inicios de la bodega hasta la actualidad, explicación de los procesos por los que transita el vino y, luego, degustación. 
“Hay días en que tenemos buenas ventas con las visitas pero la intención no es el lucro, es mostrar Colonia Caroya. El turismo representa un 10-12% aproximado de la facturación total y yo estoy apuntando a llegar al 20%”, resumió Juan Carlos Tay, propietario de la empresa. Ese dato, para nada menor, es una fotografía de los beneficios del enoturismo en la zona.
La Caroyense recibe visitas a lo largo del año, con picos de mayor concurrencia en vacaciones, fines de semana y feriados. Además de grupos particulares,  los contingentes de escuelas primarias, secundarias y universitarias alimentan las estadísticas que mostraron un importante avance en comparación a una década atrás. 
Según datos recolectados en 2008, un total de 21 mil personas arribaron a la bodega mientras que, hoy, el promedio mensual es de tres mil en temporada baja, es decir una estimación de 36 mil visitas anuales sin tomar como referencia las fechas de mayor movimiento.
Vale destacar que es el turista nacional el principal usuario de las visitas a la bodega ya que el turismo extranjero sólo representa el 6%. La provincia que más caudal aporta es Buenos Aires, seguida de Santa Fe y de Misiones. 
El enólogo Santiago Lauret, analizó la evolución de la actividad: “La Caroyense desde años inmemoriales se ha dedicado al enoturismo, siempre abierta para visitas guiadas. Desde que yo empecé a trabajar acá en el año ‘74 ya existía el Departamento de Turismo y tenía una sala de degustación de modo que no es algo nuevo para nosotros. Después con la creación de los Caminos del Vino, hicimos todas las gestiones en su momento para que Córdoba esté incluida en el listado del país. A partir de allí, toma difusión nacional que en la provincia se puede hacer turismo enológico lo que es muy importante porque antes no existía como alternativa turística”.

Seguir apostando 
Si se observa con atención, Córdoba se encuentra en desventajas respecto a otras provincias porque produce apenas el 0,1% de la producción vitivinícola nacional. Sin embargo, nuestra zona se las ingenia para ofrecer sus particularidades y salir airosa. En el caso de La Caroyense, ofrece toda la línea de vinos Colonia, jugo de uva, la grappa (en invierno) y los espumantes. “Son, sin duda, un atractivo para las visitas de la bodega que pueden, muchas veces, adquirir un producto que no consigue en otros negocios del rubro”, señaló Lauret. 
Para continuar cosechando logros pero esta vez de manera colectiva es que empresas buscan aglutinarse en la Cámara de Bodegas en Córdoba. Alrededor de doce firmas esperan en los próximos días concluir las gestiones para comenzar a funcionar como ente. 
El especialista evaluó los beneficios de arraigar los emprendimientos locales al circuito vitivinícola,: “Es valioso desde el punto de vista económico y publicitario porque mucha gente que visita la bodega después, cuando regresa a su lugar de origen, piden nuestros vinos a sus proveedores habituales. Es un marketing muy positivo”.
Finalmente, Juan Carlos Tay se mostró satisfecho por haber apostado a tener las puertas de la bodega abiertas: “Cuando recibimos a los chicos, después van a su casa y cuentan. Es un trabajito de hormiga, cada uno tiene su función y ellos son el futuro”.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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