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Municipales de Jesús María acordaron uno de los incrementos salariales más altos

Recibieron 35% en 2016; 36% en 2017; y recibirán 28,77% este año, cifras que en todos los casos estuvieron o estarán por encima de la inflación de sus respectivos años.

Lo que pasó esta semana en Jesús María, cuando menos, puede ser tildado de “raro”. Tratándose de un municipio que está en sintonía con el presidente Macri, acordó con los trabajdores municipales un incremento salarial para el año en curso muy por encima de lo que la propia Nación cerró para este año con la mayoría de los gremios.
El ministro Triaca apuró las tratativas con el gremio de comercio y consensuó un 15 % con cláusula de revisión después del primer semestre. Ese 15 % fue la vara sobre la que se consensuaron, como en cascada, la mayoría de los acuerdos que ya están cerrados, inclusive con gremios muy duros como la UTA y varios de los gremios docentes de diferentes provincias.
En Jesús María, por el contrario, la petición gremial arrancó desproporcionada con un 20 % para el primer semestre y la discusión para el segundo semestre en términos similares. El municipio arrancó ofreciendo poco más del 15% y con intenciones de estirarse hasta el 22,5% en el peor de los escenarios.
En el medio y como para ir apurando el pago del primer segmento de los aumentos a otorgar, porque el pago de marzo  se liquida por estos días, el Ejecutivo elevó un proyecto de ordenanza al Concejo Deliberante aumentando el primer 8 %. Esa medida irritó los ánimos de una parte de los trabajadores que decidieron apostarse en la puerta del obrador municipal y obstruir la salida de cualquier vehículo municipal.
La solicitud del Ejecutivo a la Fiscalía de Instrucción de Jesús María para que rompa ese “cerco” no dio resultado y, como consecuencia de eso, hubo que salir a contratar por fuera a camiones para poder realizar la recolección de los residuos.
La situación sirvió, de yapa, para que partidos políticos de Izquierda tomaran protagonismo y hablaran de aprietes, salarios viles, y de acompañamiento en la lucha.

A estudiar el estatuto
Cuando, finalmente, después de cuatro días de hostilidades pudieron sentarse en una “mesa de trabajo”, los representantes gremiales demostraron desconocer que ellos tenían la facultad de solicitar esa mesa, por virtud del estatuto vigente, y que podrían haberla pedido mucho antes de que la sangre llegue al río.
Lo concreto y lo sorprendente al mismo tiempo es que de la decisión final del municipio de estirarse hasta el 22,5 %, sacó una flexibilidad que se estiró en seis puntos más, cerrando la paritaria en 28,77 % y convirtiéndose en una de las más altas de Argentina.
Los empleados recibirán un incremento pagadero en cinco tramos, a saber: 8% en marzo; 5% en junio; 5% en agosto; 5% en octubre; y 3% en diciembre.
Paralelamente, se acordó un incremento en las compensaciones remunerativas, en los mismos porcentajes y períodos antes mencionados.
Finalmente, el adicional por presentismo y puntualidad se aumentará en un 33% desde marzo.

¿Un test de género?
Esta pulseada tenía como objetivo medir la templanza de la nueva intendenta (o su dureza) suponiendo que su condición de “mujer” podría facilitar el sostenimiento del reclamo.
Fue también un test para las autoridades gremiales, en su mayoría mujeres, que pasaron del anuncio de que renunciaban al cargo durante el fin de semana pasado a acomodarse a las decisiones de dos “cabecillas” hombres que sin representación gremial terminaron llevando la pulseada a la mesa de trabajo.
Una mirada simplista de este momento podrá sostener que las mujeres de ambos bandos fueron las que perdieron, pero eso sería desconocer que los dos incrementos anteriores, del 35 y del 36 % en 2016 y 2017 fueron negociados por “hombres” que sostuvieron la rudeza solamente en el discurso y que terminaron accediendo a los reclamos de los trabajadores.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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