Que cada 30 horas muere una mujer en manos de un hombre que la consideraba de su propiedad, un mero objeto, no es un asunto menor y así lo entendió el colectivo local Vivas nos queremos.
Porque, más allá de que los femicidios registrados en nuestra circunscripción judicial no fueron tantos en la última década, no menos cierto es que nuestra zona se inscribe entre las que más denuncias por vilencia familiar genera en todo el territorio provincial.
Podemos suponer que el laborioso trabajo de los equipos sociales de nuestros municipios, sostenido desde hace más de una década, empujaron a muchas mujeres a sacar de la “invisibilidad” esa violencia que muchas veces queda escondida puertas adentro del hogar.
Más mujeres en nuestra zona se animan a denunciar porque sienten que hay una red de contención que no las va a dejar a la deriva. Pero las estadísticas no disminuyen, esto es, la vilencia machista está lejos de ceder.
Vivas nos queremos organizó tres actividades esta semana con una meta clara: reflexionar, reflexionar, y reflexionar. Y lo hizo a través de la exhibición del documental Cada 30 horas de Alejandra Perdomo, y lo hizo con la inauguración de dos bancos Rojos en Jesús María y Colonia Caroya y el apoyo de la fundación Wanda Taddei, y lo hizo con la presentación del libro de Alexis Oliva Todo lo que el poder odia, biografía de Viviana Avendaño que resalta la vida de una mujer que no se amilanó ni siquiera en condiciones desfavorables ni cuando el Estado la declaró indeseable.
Todas estas actividades sirvieron para multiplicar las alertas y ofrecer señales de que es posible un empoderamiento de la mujer que le permita afrontar la lucha por la igualdad de derechos con el hombre.
Habrá que ser paciente con la cosecha, eso sí, porque se trata de acciones que van al hueso de la cuestión en una comunidad que acostumbra esquivar esos debates y mira de costado.
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