El edificio data de 1930 y el constructor dejó un vano en aquel entonces con la idea de que alguna vez pudiesen colocar allí un reloj. El resto del edificio terminó de construirse en la década de 1950 y el reloj brillaba por su ausencia.
Así transcurrió todo el siglo 20 y la primera década del siglo 21. Hace poco, Guillermo del Valle, propietario de Gnomón, relojes monumentales, le tiró la idea al párroco Julio Aguirre y prendió casi de inmediato.
Junto a la comunidad de la parroquia Jesús María comenzaron a pensar en la forma de financiarlo y están muy cerca de lograr ese cometido, con la promesa también de algo de financiación pública.
El miércoles pasado, con el auxilio de una grúa que tiene el municipio de Colonia Caroya y con el que hace las podas de los plátanos, se hicieron las mediciones previas a la construcción del dispositivo.
Según se anticipó, el dispositivo aprovechará el sistema de campanas reales existentes para el funcionamiento del reloj. Eso sí, las campanadas sólo funcionarán en horarios “prudentes” y contribuirán al llamado a la celebración de la Santa Misa.
“Hoy -añadió Aguirre- tenemos celulares y vemos la hora de distintos modos, pero también el sonido de la campana que va a estar apuntando algunas horas será un modo de recordarnos otra dimensión de la vida, otro pensamiento que debemos elevar o agradecer”.
Por su parte, Del Valle completó sobre las tareas del pasado miércoles: “Con la medición del vano, que arrojó que tiene 70 centímetros de diámetro, comenzó formalmente el proceso constructivo. Es más chico de lo que necesitaría el edificio por eso vamos a construir el cuadrante con un sistema que nos permita amurarlo y ganar diámetro para llevarlo, por lo menos, a un metro”.
Al igual que los otros relojes, estará conectado a un GPS, y contará con iluminación, lo que permitirá visualizarlo desde los barrios altos de la ciudad.
Ciudad relojizada
Actualmente, Jesús María cuen-ta con tres relojes monumentales: el primero de ellos se instaló en octubre de 2007 en la parte superior de la confitería Victorino; el segundo fue el jinete cucú que está en la parte frontal del Festival de Doma y Folklore; y el tercero de ellos fue colocado en el parque infantil San Martín durante el bicentenario de la independencia.
“Con el presidente de la comisión, Daniel Gatica, estamos trabajando en eso porque, de lograrlo, la biblioteca tendrá elreloj ventana más grande de sudamérica. Estamos hablando de una pieza muy importante”, completó Del Valle.
También está muy avanzada la posibilidad de que Colonia Caroya cuente con un reloj monumental, aunque el municipio caroyense no tendría que realizar ningún desembolso ya que se trataría de un obsequio institucional.
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