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Cómo ayudar a los más chiquitos a adaptarse al Jardín

Por: Adriana Felici (Periodista - directora sección En Familia)

Para los niños que asisten primera vez al jardín de infantes se abre un mundo gigante. Pasan del hogar a un entorno desconocido, y si bien las docentes hacen todo lo posible para que el proceso sea lo más natural posible, algunos tienen dificultades para adaptarse. ¿Qué pueden hacer los padres para que esta nueva etapa sea más sencilla y en lo posible placentera? Teniendo en cuenta que aprender es mucho más sencillo cuando nos sentirmos felices, en este artículo intentaremos satisfacer estas inquietudes.

La mejor actitud
Lo primero a comprender es que si a los adultos nos cuesta adaptarnos a los cambios (pensemos en un empleo nuevo), mucho más le cuesta a un pequeño que no cuenta con experiencias de separación temporaria de sus padres; especialmente si nunca se quedó a comer o dormir en lo de amiguitos, abuelos, tíos, etc. En otras palabras, los adultos nos adaptamos más rápido porque contamos con experiencias de situaciones de cambio. A ellos hay que ayudarlos. Veamos qué hacer: 
Entrevistas. En el encuentro previo con la maestra, transmitirle la mayor cantidad posible de datos sobre la personalidad y costumbres del niño.
Presentación. Antes del comienzo de clases llevar al niño a que conozca su escuela (al menos por fuera), y el entorno donde se desenvolverá.
Despedida. Evitar prolongar el momento de dejarlo en el jardín. Trasmitirle la convicción de que el jardín es lo mejor para él. Explicarle que luego lo iremos a buscar y regresaremos a casa. 
Acompañarlo. Dentro de lo posible, y sobre todo al principio, que sean la mamá o el papá quienes lo lleven y busquen. Saber que cuando termine la jornada los encontrará en la puerta le dará seguridad. Una vez adaptado, podrán llevarlo y/o recogerlo abuelos, tíos, etc.
Motivación. Finalizada la jornada, conversar con el niño sobre las actividades realizadas. Manifestarle alegría y entusiasmo. Charlar sobre los juegos del día, preguntarle si dibujó, si pintó, cómo se llaman sus amiguitos. Compartir sus experiencias lo animará a ir con gusto al jardín.
Contacto. Sin abrumarla diariamente con preguntas, estar en contacto con la docente. Cuando los papás llevan y retiran a sus hijos es más sencillo intercambiar información, de ser necesario.
Calma. Evitar apuros para llegar al jardín. Si el niño asiste por la mañana, despertarlo con tiempo para que desayune tranquilo, y si asiste por la tarde, almorzar temprano. Intentar que el trayecto hacia la escuela se parezca más a un paseo que a una carrera porque se hizo tarde.
Emociones. Si el niño dice que extraña o llora, ser empático: ponerse en su lugar transmitiéndole comprensión. Decirle “no llores”, o “no es para tanto” sólo agravará el problema. Respetar sus emociones haciéndole saber que es lógico que nos extrañe, pero que cuando salga del jardín podremos estar juntos.

Desde la experiencia de una docente
Para que los papás entiendan porqué es fundamental que ayuden a sus hijos a adaptarse al jardín lo antes posible, lo primero que tienen que saber es que el Nivel Inicial no es una guardería; es el ingreso al sistema educativo; es el primer escalón de una escalera que durará básicamente 13 años. Por eso los padres deben tener bien en claro que en el jardín SE APRENDE, y se aprende de una manera diferente: jugando, nos dice la maestra Vilma Crapanzano, con 28 años de experiencia con niños pequeños y de Nivel Inicial.
El período de adaptación es el tiempo que tienen el niño y su maestra para conocerse; y he aquí la importancia de este tiempo, ya que el niño tomará contacto con una persona totalmente desconocida con la que compartirá 3 horas lejos de su núcleo familiar. Por eso es importantísimo que la mamá demuestre confianza en la maestra y deje al niño con ella, sabiendo que ante cualquier inconveniente se la llamará y, de ser necesario, se aplicarán estrategias y tiempos diferentes para ese niño. No es bueno quedarse dando vueltas y espiando, ya que el niño lo sabe; se da cuenta que a la mamá algo no le gusta, o que desconfía, o que tiene miedo. ¡A ninguna docente le “encanta” tener un niño llorando y gritando tres horas! Y si la mamá muestra inseguridad y desconfianza, el niño se sentirá inseguro y desprotegido.
Crapanzano considera que también es importante respetar los horarios establecidos, porque de esta manera el niño sabrá que no lo abandonan en el jardín sino que mamá le da un tiempo para estar con nuevos amigos, y a la salida  estará esperándolo.
A menudo escuchamos a las madres “sobornar” con golosinas , juguetes o promesas de paseos para que los niños se queden en la escuela. JAMÁS deben hacerlo: el niño debe saber que a partir de ahora SU OBLIGACIÓN es asistir al jardín, le guste o no, y los padres deben hacer respetar esa obligación; y por supuesto, tomar conciencia ellos también de esa obligación y no hacerlos faltar cuando el chico no quiere ir a la escuela. Es  muy sencillo. Si respetamos estos consejos desde el primer día, el niño tendrá una vida muy feliz en la escuela, concluye la docente. 

Fuentes: Guíainfantil.com y Mamás Gallina 
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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