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Cuando amor y arte van de la mano

Dos parejas de actores relatan cómo es el desafío de compartir proyectos y profesión.

Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)

Sin dudas una de las entrevistas más divertidas que realicé pero, a la vez, compleja. El reto es cómo plasmar en estas líneas un encuentro que se transformó en una charla distendida, con mates de por medio y en la cual fluyeron historias, anécdotas y risas.
Sofía Boscacci, Andrés Irusta, Dante Area Ricciardi y Verónica Usseglio son los protagonistas de un relato que, por un momento, dejó de lado los disfraces y personajes a los que están acostumbrados para dar paso a un diálogo sincero no ajeno a una escena de comedia.
Son jóvenes artistas de la zona que más de una vez han participado de actividades e intervenciones organizadas por los municipios y que, a su vez, buscan sus propios caminos. Ante la consulta sobre sus inicios con el teatro, las mujeres lideran la iniciativa ya que desde pequeñas asistieron a talleres y fue “Tere” Baudín la profesora de ambas con escasos años de diferencia. 
Por su parte, Dante y Andrés tenían cierto interés por el arte aunque recién se abocaron de lleno a la actividad, tiempo más tarde. Tal como una película, las primeras miradas con sus actuales parejas fueron en ámbitos ligados a la educación: la universidad, el escenario donde surgieron dos historias de amor. 

Buenos Aires. La jesusmariense Sofía emprendió un viaje a la capital del país en búsqueda de nuevos rumbos que la establecieron allí por diez años. En ese lapso, apareció Andrés, un joven del interior bonaerense que tenía objetivos muy similares en su futuro.  
“Estuvimos estudiando juntos en la misma época, en los mismos años pero nunca nos cruzamos en la facultad (…) unos amigos en común dijeron de presentarnos, hicieron los dos de casamenteros convencidos de que podríamos ser algo”, cuenta Andrés. 
Como cosas del destino, mucho tiempo después la vida les mostró que estuvieron más cerca de lo que imaginaban: “Tenemos una teoría de que nos cruzamos una vez en un teatro en el que yo trabajaba y ella fue a ver una obra y que nos flechamos ahí”.

Ciudad de Córdoba. Año 2010, Universidad Provincial de Córdoba. Él, en la Escuela José Figueroa Alcorta estudiaba Artes Visuales y ella, en el edificio Roberto Arlt hacía la carrera de Teatro. El anteproyecto de la ley de educación secundaria de aquel entonces provocó que se unieran muchas instituciones educativas en su rechazo. 
Durante tres meses, los distintos espacios de la universidad realizaron una toma para que no se aprobara la normativa y fue allí que se repite el azar. Dante y Verónica compartían algunos sectores comunes pero nunca se notaron: “en una de las juntadas, empezamos a hablar, bailamos cuarteto y comenzamos a conocernos”.
Juntos trabajaron en grupos teatrales, algunas iniciativas individuales pero siempre acompañándose. Dante debió aprender de su compañera el oficio de actor y a su vez, afirma que tiene una materia pendiente para intercambiar sus conocimientos de artes visuales con ella.
 
Proyectos de vida 
Las parejas se consolidaron y las familias se agrandaron. La llegada de los hijos les propuso una nueva meta, elegir el lugar donde vivir y transmitir valores. Sofía y Verónica vivieron su infancia en la zona por lo que el ambiente más tranquilo al de la vorágine de la metrópoli, las motivó a formar su hogar acá.
“El día a día en una familia de artistas es hermoso. Creo que el hecho de que se críen en esa situación donde todo el tiempo está la creación es muy lindo. La creatividad y el arte que es un juego, ellos lo desarrollan y aprenden un montón”, sostiene Sofía.
El oficio ligado al arte, como toda profesión, también tiene sus desafíos, vivir de lo que se disfruta. Verónica manifiesta que “no está valorado económicamente el hecho artístico y no se sabe sobre el trabajo que hay previo. Viviendo con otro artista, lo difícil del cotidiano es eso (…) estás poniendo todo afuera y el propio laburo que es el que te hace bien, el que enriquece no está funcionando”.
Si bien al comienzo de las relaciones debieron luchar contra los egos propios, los sueños se unificaron. Iniciaron los trabajos como equipo pero sin dejar de lado las propuestas individuales. 
Larisa y Beriso son los personajes de Sofía y Andrés con los cuales ofrecieron numerosas funciones dentro y fuera del país. “Cerámica”, otro proyecto que los tuvo involucrados en el rol de actor y directora respectivamente, son solo algunos de las últimas iniciativas en conjunto. 
Por otro lado, el lagarto y la culebra son los protagonistas de una obra teatral infantil ideada por Verónica y Dante que, además, han llevado a cabo incontables presentaciones en el área de cultura con diversas intervenciones.
Para el 2018, los cuatro actores y profesores planifican, por primera vez, un acto conjunto que profundizará aún más la amistad existente fuera de los escenarios. 
Habrá que esperar la segunda mitad del año para tener novedades sobre este interesante proyecto.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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