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Mini escritores destacados en concurso nacional

Alumnos del taller literario de Analía Juan finalizan el año con grandes logros.

Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)

Analía Juan sintió la necesidad de abrir un espacio para que los más chicos se acerquen a la literatura, más allá de la escuela. Hace alrededor de siete años creó el primer taller en la Biblioteca Popular Sarmiento que con el paso del tiempo creció, expandiéndose a los distintos barrios de la ciudad. 
En la actualidad, trabaja con más de 50 alumnos distribuidos en la Casa del Joven, en los barrios Sierras y Parques, La Costanera, además de las tres bibliotecas de la zona: Sarmiento, La Bicicleta y Filomena Rossi. No solo niños se aventuran en la lectura y escritura sino también adultos que deseen aprender sobre literatura infantil.
Desde que inició el concurso nacional “¿Quién apaga las estrellas”?, Analía envía escritos de sus estudiantes y viene logrando obtener distinciones cada año. En sus comienzos, el certamen era organizado por el Ministerio de Educación y El Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi), de la asociación Madres de Plaza de Mayo pero, luego del cambio de gestión nacional, quedó en manos de la ONG.
Los premiados iban a Buenos Aires con todos los gastos pagos, recibían diplomas y el primer puesto obtenía un viaje a Chapadmalal, pero eso también se perdió. Hoy, los ganadores debieron recurrir al municipio para solicitar los recursos para el traslado que incluyó a las familias de los niños.
La entrega de los premios fue dentro del predio de la ex ESMA donde se llevaron el certificado correspondiente, aunque para el galardón  mayor deberán esperar unos meses: la publicación de los cuentos en una antología que reúne todos los distinguidos, más textos de los jurados, y que será presentado al público en abril dentro del marco del festival en homenaje a Gustavo Roldán. 
Este año estuvieron a cargo del veredicto, los escritores María Teresa Andruetto, Laura Devetach y su hija Laura, Adela Bach, entre otros así como pasaron por las ediciones anteriores, grandes referentes de la literatura infantil actual. “Yo siempre le leo a los chicos cuentos de estos autores así ellos después sienten ‘mirá quién leyó mi cuento’”, sostiene Analía. 
Emocionada, recuerda los momentos en los cuales los niños muchas veces descubren nuevos lugares gracias al logro conseguido por el concurso: conocer el mar, subir a un avión por primera vez, recorrer las calles de Buenos Aires.
 “Agradezco formar parte de esa experiencia que nunca más se van a olvidar en su vida (…) es muy lindo lo que pasa a nivel familiar porque me pasó que una mamá me diga ‘en mi familia se trabaja después del colegio, pero ella va a seguir estudiando porque ganó un premio importante’. Eso le cambió la vida a un chico”, afirma.
Sus alumnos son “semillas” que con esfuerzo y dedicación serán “libres pensadores” cuando crezcan. Acercarlos a la lectura por placer no por obligación es la meta no sólo de espacios como los talleres sino también dentro del hogar. Analía finaliza con una reflexión: “los niños no leen porque no hay mayores que les lean”.  

Pequeños talentos
Los escritores son niños de entre ocho y once años. Muchos de ellos concurren por primea vez a un taller literario. Durante 90 minutos, mezclan juegos, lecturas de cuentos, poesías o historietas y dejan correr la imaginación. 
 Yanella Rojas, Uma González, Agustina y Kiara Moyano pertenecen al grupo que asiste a Sierras y Parques, obtuvieron el primer puesto en categoría grupal con su producción Amores nocturnos. El texto reúne el trabajo colectivo que surgió de un intercambio oral y que luego fue tomando forma escrita con la corrección entre todos.
A su vez, Pilar Ullua, de La Costanera, logró una mención con Feria grande.  Finalmente, Alejo Cargnelutti, integrante del grupo que funciona en el Club Agraria,  presentó Un gran sueño lo que le valió una mención especial. 
Salvo Yanella, todos participaron del encuentro para realizar esta nota, relataron su viaje y repetían una y otra vez que “estaban muy contentos” por los premios. Las caritas desbordaban felicidad al ser entrevistados y fotografiados por su logro, lo que demuestra que los niños tienen mucho para dar siempre que dispongan de espacios para dar rienda suelta a su imaginación.  
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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