Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
Desde pequeña, sus manos tuvieron habilidad para crear en el papel. Esa cualidad es de familia ya que, según ella, personas de su entorno cercano gozaban del talento de copiar todo lo que veían a su alrededor. Las series de dibujos animados fueron la primera fuente de inspiración sin saber que algunos la acompañarían hasta hoy.

Se encuentra en los tramos finales de la carrera de Artes Visuales en la Universidad Nacional de Córdoba. Si bien nunca se apagó el interés por el dibujo, inicialmente comenzó a estudiar guiada por la psicología, otra de sus inquietudes. Luego analizar lo que significaba el arte para ella -más allá de un hobby- decidió que también sería su medio de vida.
De a poco, inició el recorrido como artista que fue haciéndose camino en la zona para mostrar las obras que creaba. Comenzó a dar clases hace dos años en distintos talleres en la Casa de la Historia y Casa de la Cultura en Colonia Caroya destinados a niños y adultos. Recientemente, participaron en el concierto final de la Escuela Superior de Música, exponiendo en el hall central del edificio parte de sus trabajos.
Obra en construcción
Melisa sostiene que siempre parte de bocetos aunque en el proceso incorpora nuevos trazos que redefinen la idea original. La técnica que emplea puede ser lapicera de tinta o acrílico, según la ocasión. En la mayoría de las obras predomina el blanco y negro, cuestión que define como inconsciente debido a que el color no es un impedimento para expresarse por lo que recurre a él para destacar algún objeto en particular.

La última muestra presentada que ya visitó varios lugares se titula “Blanco/Negro”. En noviembre de 2016 se expuso en Casa de la Historia para luego participar de un encuentro en la Escuela de Música y finalmente llegar a Jesús María. Este viernes estuvo presente en la inauguración de la Galería Semilla Cósmica, un espacio cultural que está ubicado en calle Salta 954.
Respecto las pinturas de esa exposición señaló: “Se distinguen en ellas fragmentos de figuras humanas o algún objeto (en un zoom) entre formas orgánicas que se entrelazan y fusionan, se repiten y multiplican creando texturas diversas”. Cada cuadro es un objeto en sí mismo pero puede unirse a los demás y formar un gran rompecabezas.
La artista de 29 años destaca que los dibujos esconden ironías y críticas en personajes que perecen ingenuos e infantiles. De hecho está trabajando en una próxima serie que tendrá como objetivo cuestionar la cosificación del cuerpo femenino y reflexionar sobre el empoderamiento de la mujer.

En los próximos meses tiene varias propuestas para hacer intervenciones en calles de la zona. “Se crea un diálogo con la gente, puede ser negativo o positivo pero siempre se está construyendo algo. Eso es lo interesante”, puntualiza.
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