Marta Copetti (67, viuda de Lauret) hizo periodismo pero no se considera periodista, y dice que como escritora recién se auto-definió este año. Muchos la conocen por su voz privilegiada. Otros por su afán por difundir las tradiciones friulanas. Cuando terminó el ciclo básico de la escuela técnica Marta empezó su camino laboral. “Una prima hacía locución en la propaladora de Don Luis Eduardo Sánchez, y como dejaba ese trabajo, me recomendó. Primero tocaba unas teclas y salía lo que había grabado mi prima. Fui aprendiendo, y después Sánchez tuvo la radio de circuito cerrado San Isidro Labrador –eran unos aparatitos que se ponían en los negocios de Jesús María- y empezamos a incluir información. A la mañana trabajaba en Jesús María y a la tarde en Colonia Caroya. Trabajando así nació mi hijo mayor, a los 4 años nació mi hija y a los 15 meses la más chica; así que dejé ocho años para dedicarme a ellos”.
Los chicos crecieron y Marta, aprovechando los horarios escolares, se incorporó a la flamante FM Norte: “Pero se empezaron a sumar periodistas y yo sentí que me faltaba formación”, confiesa. Y ahí vino la gran oportunidad de la mano de Paulino Roya en la FM Comunicar donde comenzó en el área publicitaria y poco a poco avanzó hacia su programa: “Haciendo verdad”, en el que, según sus palabras, charlaba con invitados. Poco después creó el “Fuerza Friulanos” (Fuarce Furlans): “Había que despertar la lengua friulana… Lo busqué a Edgardo Lito Carrizo que habla un excelente friulano. Fue muy lindo porque se retransmitía en una radio del Friuli. La visité cuando viajé a Italia y había gente que me conocía por el programa”, cuenta con placer.
La escritora
Nieta de inmigrantes friulanos, Marta también es conocida en la Colonia por haber trabajado en el área de Cultura municipal y en la radio de Hugo D’ Olivo. Al día de hoy lleva escritos tres libros: Gringos de la Colonia 1 y 2, y la novela Destinos marcados. ¿Cómo nació la escritora? “Cuando falleció mi marido estaba desesperada y me anoté en el taller de escritura del PUAM. Después –prosigue- estando en el Aleph quise ayudar a los chicos que querían viajar al Friuli, y les dije: ¿y si escribo un libro y con ese ingreso pagamos los pasajes?”. El objetivo se cumplió, y como mucha gente la llamó para decirle que tenía más cosas para contar, llegó la segunda parte de “Gringos”. “La novela Destinos Marcados surgió porque la revista Placeres Caroyenses me pidió que escribiera sobre la vida en la Colonia. Me encanta escribir cuentos… poner cosas reales y agregarle imaginación. Hice 10 capítulos y la gente me llamaba pidiéndome los que no habían conseguido, así que les dije, esperen que algún día publico un libro”.
¿Siente estar dejando impresa su huella? “Creo que sí; no sólo por escribir sino por estar atenta a las cosas que pasan en la Colonia”. Cuando le pregunto si habrá un cuarto libro, Marta no duda: “Por ahora no. Tengo que sentir la necesidad. No hago esto por la plata; me moriría de hambre. Siempre digo que los libros tienen alas: nadie sabe dónde van a parar ni qué van a provocar en quien los lee. No es cuestión de publicar y que se vendan un montón… Para mí el libro tiene que ir penetrando lentamente”.
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