Desde que fueron anunciados por primera vez, allá por 2010, la construcción de microembalses de retardo siempre fue una de las alternativas a la problemática que generaban en nuestra zona las crecidas repentinas de ríos y cursos de agua.
Antes de ese anuncio, una feroz crecida se llevó puesto, por primera vez y en enero de aquel año, al puente que atraviesa el río Jesús María en la interconexión entre Sinsacate y Jesús María. Después, el primero de noviembre de 2013, otra crecida se llevó puesto el expuente Centenario, hoy puente Maturano.
Y en 2015, cayó la cabecera norte del puente de la ruta 9 norte y se cayó el puente que une Jesús María con Ascochinga a la altura de los dos ríos.
Entre todos esos fenómenos, la construcción de microembalses de retardo se presentó, no como la solución absoluta, pero sí como parte del complejo sistema que hay que ensamblar para evitar que la destrucción llegue a nuestros pueblos cada vez que llueve mucho.
Los primeros cinco se ejecutaron cerca de barrio Los Nogales, pegado a la escuela de suboficiales de Gendarmería, y se fueron llevando hacia la cuenca media del río Jesús María.
Sinsacate también ejecutó una cantidad importante de esos mini diques, y hubo otros en General Paz, y más hacia el norte para contrarrestar las crecidas del río Pinto.
Parte de la solución
Junto con la reforestación, la limitación del uso del suelo en zonas premontañosas, las terrazas de nivel en predios particulares y, por qué no, la ejecución de algunos diques un poco más grandes (anunciados, debatidos, demorados, y nunca ejecutados hasta ahora), los microembalses de retardo son otra de las piezas interesantes porque evitar que haya un “golpe” de agua cuando hay una crecida de magnitud.

Ahora, confirmaron la erogación de $ 3 millones para seguir trabajando. “La lógica es sencilla: ee está continuando con el plan previsto y con el avance planificado. A la fecha llevamos 74 microembalses hechos en un área que va desde General Paz hasta el costado sur del río Pinto y que están emplazados de la ruta 9 norte hacia el Oeste. Vamos a continuar construyendo, porque la unidad ejecutora está en marcha y el sistema nos permite hacer un embalse y medio, casi dos, con el dinero que nos otorgan para construir uno solo”, explicó Torre.
El ingeniero agrónomo señaló que estas obras sirven para atenuar, mitigar, o “atontar” el agua, demorarla en la cuenca. En paralelo, un grupo de productores de nuestra zona ya están trabajando sobre un proyecto de sistematización en sus campos, sobre un área de más de 25 mil hectáreas, desde la ruta 9 norte hacia el Este. Abarca desde la zona de Mula Muerta hasta el río Jesús María.
“Todos se han puesto de acuerdo en ordenar desde lo agronómico, desde lo vial, y desde lo hídrico este problema del que venimos hablando desde hace muchos años”, completó Torre.
Tras el desastre de 2015, toda obra que ayude a mitigar futuros daños siempre será una buena noticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario