Esta joven pareja -hace 13 años están juntos y llevan 3 años de casados- hizo durante 2015 un viaje que les cambiaría la perspectiva de sus vidas. Mientras recorrían la ruta del blues en Estados Unidos (de Nashville a Nueva Orleans) y tras visitar Los Ángeles, Las Vegas y San Francisco decidieron que necesitaban empaparse de mundo, conocer nuevas experiencias, y visitar nuevas geografías.
De vuelta en su Liege natal (Bélgica) vendieron todo lo que habían logrado conseguir desde que comenzaron a trabajar a los 18 años: casa, vehículos, todo. Y con el resultado de esa venta se hicieron una suerte de fondo de viaje, compraron una moto rusa con sidecar, y armaron un cronograma para visitar Sudamérica en un periplo de alrededor de dos años.
La primera parte de ese viaje, en una moto Ural de 750 cc, toda modificada por las hábiles manos de David, incluyó Luxemburgo, Suiza, y Francia hasta el puerto de Marsella donde embarcaron la moto con destino a Montevideo, Uruguay.
Vale aclarar que no hacen un turismo tradicional y, en general, esquivan las grandes metrópolis. Lo que les interesa del viaje es poder intercambiar con la gente, que les cuenten cómo se vive, cuáles son sus tradiciones, qué recomendarían de su pueblo. Y para hacer ese tipo de turismo tienen lo que a muchos otros turistas les falta: tiempo. Tienen todo el tiempo del mundo.
Una vez que la moto llegó a Montevideo -el viaje en barco demoró un mes mientras ellos esperaban en Europa- conocieron la ciudad, después hicieron Punta del Este, Punta del Diablo, Cabo Polonio, y cruzaron a nuestro país vía Concordia. Iguazú fue su próximo destino.
Catherine tiene una especialización en comunicación y es la que va subiendo una suerte de diario de viaje en facebook y en su página web http://tourdumondeensidecar.com/.
Son muy curiosos, y van mirando detalles que a los nativos se nos pasarían por alto. Llevan también un minucioso registro fotográfico.
La parada local
“Logramos descubrir cómo viven, conocimos sus particularidades. Nos sorprende cómo se junta la gente acá y como la familia logra ensamblarse hasta en el trabajo. Incluso, la contención que tienen es sorprendente”, narró David. Sudamérica los espera y una postal imborrable de su paso por acá.
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