Las urbes con una movilidad más ecológica aumentan la esperanza de vida
Por: Álex Fernández Muerza
Vivir en las ciudades arrebata años de vida a sus habitantes y el coche es uno de sus principales responsables. Esta es una de las conclusiones más destacadas que puede deducirse de una serie de artículos publicados en fechas recientes en la revista científica The Lancet.
En ellos se cuantifican los beneficios para la salud si las ciudades se volvieran más sostenibles y ofrecen varios consejos para lograrlo.
Los autores, originarios de varias universidades internacionales, recuerdan que los desarrollos urbanos de tipo extensivo, como en EE.UU. o en Australia, priorizan el vehículo privado y limitan a las personas para ir a pie, en bicicleta o en transporte público en sus desplazamientos diarios. Sin embargo, diversas investigaciones realizadas en una amplia variedad de ciudades demuestran que las personas que viven en lugares que facilitan el ejercicio físico recorren sus calles hasta 90 minutos más a pie que en los barrios menos propicios para ello.
Uso generalizado del coche

En este sentido, los artículos publicados en The Lancet también revelan una disminución de la calidad de vida en las grandes ciudades. Entre 1980 y 2013, el sobrepeso y la obesidad, relacionadas con una alimentación inadecuada, pero también con un modo de vida sedentario, han aumentado un 27,5% en los adultos de países de bajos y medianos ingresos (PBMI) y un 60% entre los jóvenes. La mortalidad prematura debido a este problema sanitario se ha incrementado entre un 45% y un 300%, en función del grado de obesidad. Además, la contaminación atmosférica (sobre todo por las emisiones de los vehículos) causa en todo el mundo unos 5,5 millones de muertes prematuras.
El coste económico

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores estudiaron seis ciudades con diferentes tipos de movilidad, desde Melbourne (Australia), en la que predomina el uso mayoritario del coche privado, hasta Copenhague (Dinamarca), donde la bicicleta y el transporte público tienen un peso importante.
Cambios que urgen
Los autores de los artículos de The Lancet reclaman una serie de cambios en las urbes que lograrían reducciones significativas en las enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares y la diabetes, así como el aumento de la actividad física y la reducción de la contaminación.
Con una población mundial que podría llegar a los 10.000 millones de personas en 2050 (tres cuartas partes vivirían en ciudades), la planificación urbana debe ser parte de una solución integral para hacer frente a los resultados adversos para la salud, tal y como afirman los expertos. Los autores creen que estos cambios son posibles en la mayoría de las urbes.
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