Por: Leonardo Rossi (De nuestra redacción)
La compañía a cargo de la medición explica que “la huella de carbono de un evento está constituida por las emisiones de gases de efecto invernadero producidas como consecuencia del transporte de materiales y personas en ocasión de la realización del mismo, las emisiones causadas por su consumo energético (combustibles fósiles y electricidad), y por la utilización de otros recursos”.
Reducir, contar, reparar
La actividad tendrá lugar el próximo miércoles, en el evento a realizarse en cercanías del anfiteatro de Doma y Folclore de la ciudad. El proceso, explica Facundo Rizzi desde Idear, consta de tres etapas. Una previa de mitigación, “desde donde se incentiva a la gente a ir al evento en bicicleta o caminado, a compartir el auto, y a utilizar vasos y recipientes reciclables”, entre otras prácticas.
Posteriormente se realiza una medición a partir de “los residuos depositados en cestos divididos por orgánicos e inorgánicos, además de cuantificar el consumo energético de equipos de sonido y máquinas que puedan utilizarse en la jornada”.
Finalmente, a partir de la recopilación de toda esa información “se avanza en la etapa de compensación”. En este tramo del trabajo, a realizarse en semanas siguientes, “se planta una cierta cantidad de árboles que compensan la huella de carbono que se dejó durante el evento”, describe Rizzi.
Caso testigo
De ese caso de estudio, los resultados “indican que en el marco del evento se emitieron 6397,79kilos de CO2. Un 81,59 por ciento de las emisiones, producto de los residuos sólidos urbanos (plástico, papel y cartón), el 17,81 por ciento restante de las emisiones, como consecuencia del transporte de los participantes, y apenas un 0,60 por ciento a causa de la energía eléctrica consumida”.
Otro ejemplo medido fue la Conferencia de IARSE en la ciudad de Buenos Aires realizada este año, que arrojó una huella de 10.912 kilos de CO2. La compensación estimada fue de 110 algarrobos, los necesarios para poder capturar esos gases liberados durante el evento. En días más, Jesús María tendrá su propia experiencia de medición de huella de carbono, una buena oportunidad para empezar a dimensionar el impacto ecológico de nuestras acciones cotidianas.
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