
El comunicador social Adrián Baigorria resumió en un posteo de facebook lo que significó para nuestra provincia la llamada megacausa La Perla-Campo de la Ribera: “716 víctimas. 43 imputados (más 11 fallecidos durante el transcurso del juicio). Tras 352 audiencias, a lo largo de casi 4 años, y escuchar a 581 testigos, la Megacausa La Perla llega a su fin. Es histórico para Cba y Argentina. La férrea y dignísima lucha de los organismos de DDHH ha dado sus frutos en un caso único en el mundo. Jamás creí ver a Menéndez y su banda de asesinos, torturadores y violadores condenados”.
En tiempos de confusión y de apropiaciones indebidas de luchas, es bueno dejar en claro que estuvimos hablando, hasta la ejemplar sentencia de esta semana, de los resultados de la represión militar en territorio cordobés. De lo que Luciano Benjamín Menéndez y otros militares sembraron en nuestra provincia.
Y dejar claro que muchas víctimas fueron trabajadores, estudiantes, sindicalistas, que no habían hecho otra cosa que militar por sus derechos estudiantiles, de sus derechos laborales, de su derecho a participar en la vida política de nuestro país. Que hubo entre las víctimas socialistas, peronistas, radicales y que fueron brutalmente agredidos, apresados, picaneados, asesinados en simulacros de escapes, o desaparecidos.
Esta no fue la lucha de ningún partido político en particular. Éste fue el juicio de las organizaciones que pelean por los derechos humanos desde la época de la dictadura misma, con valentía, con determinación, sorteando amenazas, burlas, y el dedo acusador de una sociedad que miraba para otro lado.
Pensando en Rodolfo García, en su mujer Leny y en su hija Macarena -los testimonios del terrorismo de Estado entre nosotros- es que el castigo tiene sentido y tenía sentido también la lucha que encarnaron.
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