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Las vides no aguantan más el impacto del 2,4 D

La problemática lleva dos décadas, y se aguarda una pronta medida.

Por: Leonardo Rossi (De nuestra redacción)

“Hoy la única limitante que encuentran los productores de vid para seguir con la actividad es el impacto del 2,4 D.” Ese es el análisis que hace Daniela Mansilla, agrónoma que conoce como pocas personas la actividad vitivinícola en Colonia Caroya. Esta problemática lleva más de veinte años y en la actualidad el municipio realiza intensas gestiones en la Provincia para encontrar una solución, que no sería otra que restringir o prohibir el uso de ese producto aplicado en cultivos extensivos.

Problema histórico  
Mansilla, actualmente en el equipo de Desarrollo Productivo municipal, recuerda que desde hace dos décadas que “venimos sufriendo este problema”. Desde cuando aún no estaba claro qué afectaba a las plantaciones hasta la actualidad han pasado muchos años de “estudiar y demostrar” que ese producto daña las vides. Este herbicida hormonal es su formulación éster tiene un alto grado de volatilidad y su deriva se vuelve incontrolable. Fue esto lo que llevó a que, por ejemplo la provincia de Santa Fe prohibiera su aplicación en todo el territorio. Además restringió la aplicación aérea de la formulación sal dimetil amina a 6.000 metros de las plantas urbanas, y a 1.000 metros por vía terrestre. Entre los antecedentes para llegar a esta resolución a inicios de 2015, el gobierno santafesino apuntó que el 2,4D éster “está prohibido o restringido, con ciertas excepciones en las provincias de Chaco, Tucumán, Santiago del Estero, Entre Ríos”, además de algunas pedanías cordobesas (Ley 8.820). No obstante, prohibir en un departamento, ante un fenómeno como la deriva que no reconoce de fronteras políticas, es insuficiente.
Antes del cambio de gestión municipal se había iniciado un proyecto para analizar cultivos de vid caroyense expuestas al ambiente mendocino, a fin de comparar si existen los mismos síntomas que temporada tras temporada se encuentran en la zona. “Hasta ahora no se ha detectado ningún impacto”, señaló Mansilla. De todas formas explicó que lo que pueda surgir de ese estudio será un dato más porque “ya existe mucha bibliografía al respecto, que da cuenta de la sintomatología que nos encontramos en Colonia Caroya”.
Mansilla apunta que “se fueron descartando otras posibles causales, como virosis, hongos”, entre otras. Hasta que se detectó que la afección provenía de este agroquímico masivamente utilizado, por ejemplo para el cultivo de soja. “Hay gran cantidad de estudios que demuestran el impacto negativo de este herbicida en el sentido que estamos planteando, por ejemplo de Australia, y de Estados Unidos, que es justamente desde donde se realiza la mayor promoción de estos productos”, remarca la ingeniera agrónoma.

Sumar conquistas 
Como logros, en la misma sintonía se luchó por limitar el uso del dicamba, otro herbicida de alto impacto sobre la producción vitícola. Tras un trabajo con el INTA, la Universidad Nacional de Córdoba, Universidad Católica de Córdoba, y productores agrícolas se consensuó un texto que restringe el uso de este producto entre agosto y diciembre en el ejido caroyense.  El uso de este agroquímico venía en constante aumento. Según había publicado Ambiente municipal a inicios del año pasado, la aplicación de dicamba había crecido un 400 por ciento en los últimos dos años.
Como paso siguiente, se espera alguna resolución provincial para restringir el uso del 2,4 D. Como ya se explicó, la medida debe trascender la geografía caroyense por la volatilidad que presenta este herbicida. En las últimas semanas, el Ejecutivo municipal mantuvo diversas reuniones con funcionarios provinciales en busca de una medida que proteja a esta producción típica, de la que sólo restan algo más de 120 hectáreas. Entre otras acciones, participó de la Mesa Provincial de Agroquímicos. Como medida de mínima se espera la aplicación de un período ventana, tal como se limitó al dicamba a nivel local. La fuerte decisión del Ejecutivo local en solucionar esta temática espera tener eco en los próximos días.
“Hoy hay un buen contexto local para los productores, tienen un mercado competitivo, tienen compradores. La única limitante que hoy los empuja a dejar de producir es el impacto de este herbicida que arruina los cultivos”, deja asentado Mansilla en un llamado a no perder más tiempo.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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