De nuestra redacción
La respuesta es sí, hay otras alternativas... pero en países donde existe el largo plazo, donde la remediación ambiental lleva un par de décadas, donde cada gestión de gobierno no borra con el codo lo que escribió la anterior. Hay alternativas en muchísimos países del primer mundo y en otros países que son potencias económicas emergentes.
Potencialmente, Argentina y Córdoba también podrían lograr lo que se logró en el extranjero, esto es, la realización de obras donde intervenga lo menos posible la ingeniería, donde se planten dos o tres nuevos árboles donde se secó, quemó, o perdió uno de ellos.
Pero, con una mano en el corazón y con la mayor honestidad, eso no viene pasando. Hace al menos 15 años que los vecinos de esta región hemos visto cómo el fuego ha arrasado centenares de miles de árboles, otros tantos se secaron por sequía y temperaturas extremas, otros miles fueron arrancados de cuajo con las inundaciones de 2010, 2013, 2014, y 2015. Y casi nadie se ha ocupado de reemplazarlos por ejemplares nuevos, autóctonos, adaptados a nuestros suelos y nuestros climas.
No habrá nuevos bosques sin nuevas siembras, no habrá nuevos bosques si no se regula el uso del suelo en esta región, no habrá nuevos bosques sino planificamos de nuevo una restauración.
La Reserva de la Defensa de Ascochinga no será suficiente pulmón si seguimos perdiendo bosque nativo y no hacemos nada para remediarlo.
Hay que pasar de la denuncia a la exigencia en forma urgente. El Estado es quien tiene que acompañar esa remediación, tenemos que obligar a nuestros representantes a responder por lo que pasará si no tomamos medidas.
Hasta que todo eso no pase, los micro diques de hormigón son parte de una solución para evitar nuevas tragedias, para evitar nuevas víctimas, para evitar nuevos damnificados. En la búsqueda del bien común, hay que buscar a los más afectados y escuchar sus reclamos.
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