Vive en Córdoba hace 40 años y da clases de inglés. Llegó después del Cordobazo. Le encantó la rebeldía y la informalidad de la gente. Se sintió cautivada y sólo regresó a Londres como turista.
Por: Mariana Otero
Christine Edwards (70) es una londinense serrana. O, lo que es lo mismo, una inglesa que encontró en Córdoba lo que realmente le gustaba: una vida más relajada y menos estructurada que su Inglaterra natal.
La primera vez, llegó poco después del Cordobazo, en 1969, a visitar a uno de sus hermanos, casado con una Argentina. Le fascinó el espíritu rebelde de aquellos tiempos, se sintió a gusto. Muy a gusto.
Chris es de la generación del baby boom de fines de la Segunda Guerra Mundial. Nació en 1946, después de que su padre, destinado al área de provisiones, regresara de Alemania.
“Nací en el noreste de Londres, sobre Essex, que da a la costa del Mar del Norte, en el límite con la parte rural. Se llama Ilford, ahora está muy urbanizada”, cuenta Chris, en su luminosa casa de la localidad serrana de La Granja, rodeada de tres hectáreas de monte nativo.
Se crió con sus dos hermanos en Woodford Green, un lugar algo más alejado adonde se mudaron sus padres. Con jardines y bosques. “Como uno ve en la películas”, grafica. Allí cursó la escuela, hasta que se trasladó a estudiar Literatura en la Universidad Birmingham, la tercera ciudad de Inglaterra.
“Después de que daddy volvió de la guerra tuvimos una buena vida. Había dificultades por falta de cosas, pero el inglés de clase media, como nosotros, no sufrió pobreza. Con el Welfare State (Estado de Bienestar) había educación gratis, universidad gratis y había trabajo”, cuenta en un castellano de tonada inglesa.
Era la “época del destape”, asegura Chris. La juventud, piensa, era “bastante salvaje” y era difícil saber qué dirección tomar.
“Todo lo que se habla hoy, ya estaba en ese momento: la droga, la música, los viajes. Era muy cosmopolita, la gente quería ir a todos lados… Nosotros tuvimos muchas suerte, viajamos por toda Europa, nunca pensamos en fronteras”, relata Edwards, separada y madre de seis hijos,
Así, después de terminar la Universidad, uno de sus hermanos conoció en Estados Unidos a una argentina que sería su mujer, y terminaron en La Plata. Entonces, Chris armó las valijas rumbo a Buenos Aires.
“Llegué en el 69, justo después del Cordobazo. Yo era periodista en Inglaterra y me acuerdo que tenía todo el viaje planeado. Los chicos de la oficina me mostraron lo del Cordobazo, que se había publicado como una noticia pequeña en el diario. Y me dijeron: ‘¿vos vas ahí? Y yo dije: ‘sí, voy ahí’”., cuenta.
Activista en las sierras

“Me dedico a esto. Hago prensa. Me encanta porque estoy escribiendo en castellano. Antes no lo hacía y esa era mi frustración porque no podía seguir mi vida periodística”, sostiene. De alguna manera, retomó su experiencia de décadas atrás, como reportera en un diario londinense.
“A mí me encantaba porque me crié al lado de un bosque, pero ahora estoy desilusionada porque Argentina vive una terrible tragedia en relación al ambiente”, opina. “No planeamos, no escuchamos lo que dicen en otras partes del mundo, donde hace siglos han arruinado todo. Esta es la parte que menos me gusta: la falta de control donde hay que poner control. Y control, donde no hay que ponerlo”, completa.
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