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Ana y Juan, o el inolvidable encuentro entre Rodríguez y Falú

Pocos discutirán que Ana Rodríguez merecía una caricia en el alma. Ese “mimo” le llegó de modo inesperado de la mano del eximio guitarrista Juan Falú. El encuentro fue poderoso e indeleble.

A la buena gente, es bueno que le pasen lindas cosas. Por eso, este semanario no quería dejar pasar la oportunidad de contar que a la buena de Ana Rodríguez le pasó algo muy bueno hace poco cuando pudo cantar en Cocina de Culturas acompañando, nada más y nada menos, que a Juan Falú.
“Voces a la obra de Juan Falú” se llamó la propuesta que ya se corporizó en otros sitios (Buenos Aires, Rosario) y que en la ciudad de Córdoba quedó en manos de cantores cordobeses: Mery Murúa, Nancy Tortone, Maxi Bressanini, Juan Arabel, Ana Rodríguez, Ceci Mezzadra, Mario Díaz, Mariano Clavijo, Diego Marioni, Romina López (los tres últimos, asumieron la producción local). Y de todo ese combo de músicos y cantores, Ana Rodríguez fue la única que representó al interior cordobés.
Ana no puede evitar, al rememorar esa inolvidable noche, que los ojos se le llenen de brillo y que la voz se le haga un nudo. Es que ha sido hasta el momento la experiencia más transformadora de todas las que ha vivido desde que empuña una guitarra y usa su exquisita voz para expresarse.
“No lo conocía en persona, nunca había tratado con él. Los que lo conocían me decían que era lo más piola del mundo. Cuando me lo presentaron el jueves antes de cantar juntos, me sorprendí porque nos trató a todos por igual. Era inevitable emocionarse por estar sentado al frente de él, mate de por medio, y cantando sus canciones. Es increíble la magia que tiene su guitarra de por sí”, contó Ana.
“Era inevitable no llorar -agregó la cantora- porque fue muy fuerte el contexto de compartir y lo que te trasmite con esa guitarra”.
El viernes 3 de junio, en la prueba de sonido, Falú aprovechó para repasar algunos arreglos, hacer unas correcciones, y enseñar. En el repaso de La Vidala de Lucho Falú le marca una nota del final y le dejó a Rodríguez la presión de interpretarla durante la noche a la perfección.
A Rodríguez le tocó subir en tercer lugar esa noche, después de Romina López y de Maxi Bressanini. Ya en el escenario a Ana le tocó arrancar con Canto de agua, un aire litoraleño. Después, siguió con la chacarera La doble tucumana y largó, de inmediato, con La Vidala de Lucho, una canción que Falú le dedicó a su hermano asesinado y que tiene una complejidad armónica enorme.
“Yo trataba de olvidarme de todo, pero sabía que tenía la mirada de Falú encima. La interpretación fue con todo lo mejor que le pudimos poner y no hubo manera de no emocionarse porque él contó antes toda la historia del hermano. El pianista y otra gente que estaba al frente me contaron que Falú lloró mientras yo cantaba. El parecía decirme que sí con la cabeza todo el tiempo. Al final del tema, me largué a llorar”, contó Ana sobre el momento más emotivo de esa noche.
Ana y Juan, o Rodríguez y Falú terminaron con la chacarera La mudita, un tema que le dedicó a su guitarra. En esa canción, Falú le hizo los estribillos. Cuando la saludó, Falú le agradeció la interpretación de la vidala: “Ahí me terminé de morir. Fue demasiado impactante, fuerte, lo mejor que me pasó hasta ahora”. Que se repita.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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