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De la mano de los papás, el basquet de Alianza revivió

La disciplina iba camino a la extinción hasta que un grupo de padres decidió tomar las riendas. ¿El secreto? Involucrarse mucho.

Devolverles a los chicos las ganas de jugar básquet, sacarles de encima el peso de tener que mostrar resultados, y lograr que la gente vuelva a la cancha se presentaban a fines del año pasado como desafíos inscriptos en la categoría “Imposible” para la subcomisión de básquet del club Alianza.
Venían de un ciclo con demasiados altibajos con el entrenador Eduardo Chalub e iban en camino a que haya un éxodo masivo de jugadores durante el presente año. Por suerte, un grupo de papás decidió cargarse al hombro aquellos desafíos y trocar ‘imposible’ por posible.
Lo primero que hicieron fue contratar a un nuevo técnico, Diego Giménez, quien logró en poco tiempo oxigenar la disciplina y, sobre todo, entusiasmar a los jugadores. Con una lectura del básquet siglo 21, Giménez tuvo que arrancar de cero con algunos rudimentos básicos antes de poder transformar ese grupo de chicos en un equipo de básquet.
El problema era que con los jugadores de la zona resultaba imposible completar las plantillas de cada categoría para disputar la “B” de la Asociación Cordobesa de Basquet. Por eso, salieron a reclutar adolescentes de otros lugares como Mina Clavero, Huerta Grande, La Falda, La Puerta, y la ciudad de Córdoba. A esos jugadores se les ofreció alojamiento y comida y a sus padres que iban a permanecer en el sistema educativo. De hecho, la mayoría de ellos cursa la secundaria en el IPEM Giovanni Bosco de Colonia Caroya, bajo el atento seguimiento de la directora Mercedes Salort. Para poder jugar al básquet, tienen que demostrar que su rendimiento académico es el correcto.
En el club se reacondicionó una casa donde están viviendo los ocho jugadores que vienen de otras localidades y el técnico, se les armó una dieta, y un grupo de papás se encarga de que se cumplan las comidas que tienen que hacer por día.
A la batuta de todo este movimiento están dos exjugadores de la zona, Fabian Gallo y Fabián Simonic, apoyados por muchos padres, entre ellos, Juan Carlos Márquez, Horacio Cresta, Tony Mira, Esteban Iribarren, Nicolas Cortez, y Esteban Banchio.

Transformar desde adentro
Con los jugadores contenidos y contentos, los resultados se empezaron a dar. Hoy, cuando restan de disputar cuatro fechas  de la Zona Clasificación, Alianza marcha puntero y con enormes posibilidades de disputar la Zona Ascenso. Uno de los objetivos que se ha trazado la dirigencia es, precisamente, obtener una plaza para poder jugar en la máxima categoría del básquet cordobés.
Paralelamente, inscribieron a la categoría sub 15 en un torneo provincial para que vayan fogueándose. Contra el campeón del año pasado, Ameghino de Villa María se enfrentaron en la primera fecha y perdieron por 40 puntos, pero en la revancha, disputada el pasado 25 de mayo en Jesús María, los de Alianza estuvieron a dos minutos de alzarse con la victoria. Aunque perdieron por 14 puntos, el partido se celebró por lo que significaba respecto del arranque.
Y tan importante como estos logros en lo deportivo es que la gente haya vuelto a la cancha y que cada partido se viva entre los aplausos y los vítores de la hinchada local.
Está demostrado que involucrarse es el camino. Si estos padres no se hubiesen cargado el proyecto al hombro y sin el total apoyo de parte de la comisión directiva del club, difícilmente se hubiesen dado los otros resultados. Lo que pasa fuera de la cancha, siempre repercute dentro, está visto.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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