Entre quienes producen a gran escala, la aplicación de agroquímicos es una condición para aumentar los rindes, pero desde hace un tiempo algunos vienen trabajando en equipamiento de precisión para evitar un gasto indiscriminado de esos productos que, en forma paralela, significan menos impacto contaminante para el ambiente en donde se produce.
La aceitera AGD fue la primera en probar tecnología de precisión para combatir malezas. Y durante la campaña pasada, la firma VG que opera en el norte cordobés siguió los pasos de AGD. En esta campaña, la familia Picat, propetaria de la estancia El Cebil -cerca de la comuna de El Rodeo- también decidió sumarse al uso de esta tecnología. Y hacia esa estancia partió esta semana Primer Día para verla como opera en vivo y en directo.
Hay que aclarar que el equipamiento para detectar malezas y aplicar agroquímicos solamente donde hay malezas todavía no tiene producción industrial nacional y hay que adquirirlo en el exterior con todo lo que ello significa en tiempos donde las importaciones están restringidas. Sin embargo, está a la vista que se consigue.
“Este año -añadió Picat- decidimos incorporarla no solamente por el ahorro que nos permitía en consumo de glifosato y otros productos fosforados sino por la disminución de la contaminación. Además, se suma a la incorporación de otras herramientas como la soja intacta con la que el año pasado dejamos de fumigar en todo lo que era insecticidas. Venimos con un trabajo de disminución de herbicidas e insecticidas. Con esta máquina estamos en un nivel de ahorro de entre el 60 a 80 por ciento de herbicidas por hectárea”.
La tecnología consiste en una serie de sensores que detectan clorofila e índice de verde y a través de electroválvulas abre el pico solamente cuando detecta la maleza. Es notorio ver como solamente queda mojado el sector donde se aplicó el herbicida y el resto de la tierra queda seca.
Para ejemplificar el ahorro, vale señalar que en barbechos presiembra suelen utilizarse alrededor de 15 litros de glifosato por hectárea y con esta tecnología se utilizan 5 litros.
Los sensores que detectan maleza se montan sobre maquinaria ya existente y que se utiliza en la agricultura tradicional. Y se puede compartir con la tecnología satelital con la que se aplican los preemergentes.
“Hoy, está siendo difícil el acceso a esta tecnología, pero me parece que debería ser materia de estudio y de Estado para que haya promoción en la mejora de la sustentabilidad”, cerró Picat.
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