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Como funciona eso de “recuperar la identidad”

Por: Sol Minoldo (Doctora en Ciencias Sociales)

La recuperación del nieto de Estela de Carlotto ha dado visibilidad a una búsqueda que no todos conocían ni saben cómo funciona. Es que nuestro país tiene abierta una profunda herida: la de los niños robados en los 70. Excepto 114 de ellos, aún siguen robados, todavía no saben su historia, y sus familias continúan sin saber dónde están.
En Argentina hay más de 400 jóvenes, de entre 30 y 40 años, que no saben que tienen abuelos, hermanos y tíos que los buscan hace más de tres décadas. Hay 22 cordobesas asesinadas en la dictadura a las que les arrebataron sus hijos. Ocho de ellas fueron secuestradas en Buenos Aires, pero también hay madres de otras provincias cuyos hijos robados podrían estar en nuestra ciudad.
Estos jóvenes pueden saber quizás que son adoptados, y nada más. Sus partidas de nacimiento tal vez les atribuyen una edad que no parece correcta: algunos de ellos fueron anotados como si hubiesen nacido años después. A otros probablemente nunca les dijeron que no eran hijos biológicos, pero ellos sospechan.
Si cualquiera de ellos se acerca a un local de Abuelas, se puede hacer la prueba de ADN de manera gratuita y su perfil genético será comparado con el del Banco Nacional de Datos Genéticos. Allí están los perfiles de gran parte de los desaparecidos durante la dictadura cuyos hijos fueron robados (a veces criados por familias de militares o policías, otras veces “regalados” a familias de civiles, o bien dados en adopción, luego que los dejaran en alguna institución como casa cuna).
Si su perfil genético coincide con el de alguien del Banco, se habrá producido el encuentro de otro de los niños robados de nuestro país: Él podrá acceder a su historia, saber quiénes fueron sus padres, qué les pasó, y hasta conocer a la familia que jamás lo olvidó. Su familia podrá por fin saber quién es, donde está el niño/joven que buscan hace décadas, y tener la paz de que él se ha encontrado por fin con la verdad. Según lo decida el joven, también es posible que ocurran esos abrazos que han estado pendientes por décadas.
Muchos saben que el vecino, o el compañero de la Facu, podría ser hijo de desaparecidos; algunos sospechan de su adopción, porque nacieron precisamente en esos años en que el robo de bebes era moneda corriente; otros sospechan que sus supuestos padres biológicos han mentido. Para todos es muy difícil tomar la decisión: La posibilidad de encontrar la verdad, una verdad tan cruda, da miedo. Pero la experiencia ha enseñado a las Abuelas que esa verdad, aunque pueda ser un tremendo impacto al comienzo, ha sido sobre todo, para cada uno de los nietos recuperados, una manera de liberación.  En cambio, cada día que se callan las dudas es un día menos de autenticidad, y para las familias que los buscan, un día más de tortura.
Por eso las Abuelas piden a todo el que sepa algo que lo cuente y al que tenga dudas que se acerque y se anime a hacerse el análisis de ADN. Que las ayuden a buscar y encontrar a los nietos para poder devolverles a ellos su identidad y su historia, y darles a sus familias, a sus abuelas que los buscan, esa paz que les arrebataron hace más de 30 años.
Para Abuelas, aunque la recuperación de los nietos fue urgente desde el primer día, ahora es acaso la última oportunidad de permitirles decir adiós a sus hijos asesinados sin sentir que aún les deben el encuentro de ese hijo robado.
 Sonia Torres, referente clave de la lucha/búsqueda de Abuelas en nuestra provincia, cuenta que tener un nieto desaparecido es “es una tortura permanente, es un antes y un después, vos no podes dejar de pensar todo el día que lo podrías estar disfrutando y que no lo tenés y que no sabes donde está, y que no sabes si te vas a morir sin conocerlo y poder recrear en él la carita de nuestros hijos. Es una tortura permanente!”.

* El local de Abuelas en Córdoba se encuentra en Av. Duarte Quirós 545, 3º piso. Tel 421-4408
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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