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Sigue el debate en Caroya por la ampliación de la zona urbana

Oscar Cragnolini analiza el proyecto para ampliar la zona urbana caroyense, y apunta al oficialismo por la falta de asesoramiento.

Por: Leonardo Rossi (De nuestra redacción)

“Nunca se consultó a los profesionales, ni al Colegio de Ingenieros ni al de Arquitectos, y eso es una falla del Municipio”, plantea el ingeniero Oscar Cragnolini. De esa manera el técnico hace su primera observación ante el proyecto oficial que propone ampliar la zona urbana de Colonia Caroya en 200 hectáreas. Cragnolini, quien ya había elaborado una propuesta para ordenar la ciudad, sugiere que “el crecimiento debe ir armándose desde el centro, en torno al Lote 15, y no en cualquier lugar”.
Junto al ingeniero Omar Fantini y las arquitectas Natalia Cragnolini y Belén Ochoa, Oscar Cragnolini entregó un proyecto al Concejo Deliberante en el año 2010 sobre edificación y fraccionamiento de la zona urbana. En ese texto, que abordaba el ordenamiento de la ciudad de forma integral, se habla del ensanche de la zona urbana, con límites en la Ruta N°9 hasta calle 52 en ambos lados del actual ejido municipal, exceptuando zona de promoción industrial, límite sur calle 124 y limite norte calle 96. “Se proponen manzanas de 240 metros (equivalente a 2 manzanas de zona actual),  por 85 metros en el otro sentido (paralelo a la avenida San Martin)”, dice el texto. Y, complementa con el ensanche de la zona centro, afectando los lotes 8 c, 7 d y 17 b y 16 a. 

Un fuelle urbano-rural
El actual proyecto oficial ingresado en el Concejo Deliberante busca incorporar al ejido urbano loteos al sudoeste, sur y norte, y viene a complementar la reciente ordenanza sobre edificación. Cragnolini resalta que “para realizar la ordenanza vigente sobre edificación, que presenta deficiencias, nunca se llamó al Colegio de Arquitectos ni al Colegio de Ingenieros”. “¿Qué más quiere un Municipio que tener la opinión de este tipo de instituciones que tienen representantes de la zona?”, lanza. “Ahora que están haciendo algo complementario tampoco nos han consultado”, insiste, con cierta preocupación.  
Cragnolini deja claro que no se opone a ampliar la zona urbana. De hecho, rescata del actual proyecto oficial “la idea de las circunvalaciones, tanto por la circulación del agua como para descongestionar el tránsito”. No obstante entiende que el ordenamiento se debe hacer con ciertos criterios que hoy no están presentes. 
Por ejemplo debe promoverse “un paso de la zona urbana a zona rural pero con lotes más grandes”. El ingeniero dice que “está muy bien tener en cuenta la realidad de quienes viven en estas zonas donde se pide ampliar la zona urbana, como puede ser el caso de quienes no pueden realizar prácticas rurales de forma plena, por temas obvios de sanidad, pero tampoco pueden lotear”. Ahora,  “el tema es cómo se hacen esos loteos”. Para Cragnolini hay que avanzar mediante “una especie de fuelle, un área que sea un paso entre la zona urbana y la rural, con loteos grandes, de manera que se dé paso a una zona semi-rural”. De esta forma, entiende, “se puede  mantener el perfil urbano-rural”. “Todavía estamos a tiempo, si es que no hacemos lo que se está planteando ahora”, advierte sobre el proyecto en discusión. 

Un centro de expansión 
Respecto al proceso de ampliación, Cragnoligi sugiere “que hay que ir densificando lo que existe y luego poblar otras zonas”. Respecto a 1.300.000 metros cuadrados ociosos que presenta la ciudad, tal como señaló este semanario en su edición anterior, Cragnolini observa que ante “la situación económica actual se hace difícil exigir que te edifiquen, pero cuando tenés manzanas completas sin nada, habría que ver qué se hace”. Señala que el cambio depende exclusivamente de “una decisión política”. Y ejemplifica: “O te dan ese terreno como plaza o edifican”.  A la densificación de lo existente debe acompañársela con la ampliación en torno al centro, “que va a ser un proceso largo, que puede llevar diez años, y recién luego veamos el resto”. Con el plano de la ciudad a mano, Cragnolini señala los puntos en los que debiera ir creciendo la zona urbana para fortalecer el desarrollo equilibrado de Colonia Caroya, y marca los lotes 16 A y B, 17 B, 8 C y 7 D y C. 
Con este concepto de crecimiento paulatino es que se puede pensar en “brindar todos los servicios de una forma segura, ya que estarías en una zona cercana al centro”. Por el contrario, “si se amplían grandes extensiones sin un criterio ¿cómo hacés?”, deja planteado sobre la capacidad operativa y el modo de financiamiento. Una vez más, Cragnolini machaca: “Aún no nos han contactado. Esperamos poder opinar”. 
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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