Por: Leonardo Rossi (De nuestra redacción)
Días atrás se divulgó información sobre la baja de la migración boliviana hacia la provincia de Córdoba en un cuarenta por ciento, respecto a los primeros cinco meses del año pasado. Desde Colonia Caroya, Mario Ávila confirma el dato duro: “Los que trabajaban conmigo se fueron y no han regresado, y ninguno nuevo quiere venir”.
Una semana atrás, a través de un matutino el consulado boliviano daba a conocer esta merma en el flujo de migrantes de Bolivia a tierras cordobesas. Según la información oficial en la actualidad unos 18 mil bolivianos residen en la provincia. La disminución de este movimiento migratorio, entienden desde las autoridades bolivianas, estaría motivada por las políticas actuales que vive el vecino país, y que marcan una clara mejoría económica y social respecto a décadas anteriores.
“El año más difícil”
Mario tiene 43 años. Llegó a la ciudad de Colonia Caroya, desde Bolivia en 2006, mismo año en que asumía la presidencia de su país Evo Morales Ayma. Desde ese tiempo a esta parte la realidad argentina ha cambiado. Su mirada indica que “este es el año más difícil que nos toca porque está todo carísimo”.
Como tantos otros migrantes, Mario buscó realizar su vida aquí. Afincado en un terreno que alquila en Tronco Pozo, se dedicó a la horticultura, criar cerdos y pollos, y producir ladrillos.
En la medida de sus posibilidades intentó ahorrar para llevar dinero a su país. “Con el tipo de cambio de ahora ($1 / BOB 0,8), trabajar acá ya no sirve para llevar plata a mi país. Entonces de a poco algunos vuelven, consiguen terrenos para hacer sembradíos, y así se pude vivir allá”.
“Antes venían enseguida”
La decisión de quedarse en Bolivia, dice Mario, responde a un contexto de mejoría en las posibilidades laborales y en la calidad de las mismas. “Hablo con mi cuñado y se está mejor que antes. Muchos que se fueron de acá, ahora están en la construcción que ha crecido mucho y con buena paga”. Otros han sido beneficiados con tierras que pueden poner a producir, “sembrar y vivir” en su país de origen, una buena alternativa.
En este nuevo contexto, Mario entiende que para los jóvenes bolivianos es mejor intentar armar la vida en la tierra donde se ha nacido. “Por el momento me quedaría allá, acá está complicado”. En su caso, agradece las posibilidades que le ha dado Argentina, Córdoba y Colonia Caroya, y asegura que junto a Berta, su esposa, y sus hijos Víctor, Noé, David y Marco se quedarán aquí. “Siempre que tenés trabajo es difícil que uno se quiera ir”.
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