Por: Leonardo Rossi (De nuestra redacción)
El 4 de febrero de 1993 nacía Emiliano Rigoni, un joven más para cargar en los censos de la ciudad. Con el paso del tiempo, el niño dejó de ser un número frío para convertirse en emblema deportivo de la región. “Con cuatro o cinco años arranqué en el Bochas Sport Club”, recuerda con cierta nostalgia. El pequeño, hincha de River Plate en ese entonces, tenía claro que quería jugar al fútbol y hacerlo en el más alto nivel. Con 12 años obtuvo una prueba en el club del barrio Alberdi y, hoy queda claro, no desaprovechó la oportunidad.
“Siempre fui 9”, dice una y otra vez. Reivindica su trayectoria como delantero, posición que supo ocupar desde sus inicios y en la que dice se siente “más cómodo”. Pero en las inferiores de Belgrano comenzaron a ubicarlo más cerca de la línea lateral, con un trabajo de recorrido más vertical, de desborde y alejado del área. “Cuando tenía quince más o menos me empezaron a poner de ocho o de diez, de carrilero”, es decir corriendo más próximo a las bandas tanto por derecha como por izquierda. Luego del paso por las inferiores del club, llegó la tercera y finalmente la primera. Varios momentos marcaron a Emiliano en ese tránsito y los recuerda con precisión. “La primera vez que me dijeron que tenía que ir de pre-temporada con la primera fue como un regalo para mí y toda mi familia, para todos los que hicieron un gran esfuerzo durante muchos años para que lograra eso.” Otro punto clave “fue un gol que a Racing de Avellaneda jugando para la reserva”. “Ahí hubo un click”, asegura.
Sin dudas, como jugador de primera afianzado hay un instante saliente, y ocurrió en la última temporada: “El gol a Boca en La Bombonera”, dice con una alegría que lo desborda. Un zurdazo furioso contra uno de los arqueros del seleccionado argentino (Agustín Orión) dejó a la vista que no hay escenario que lo achique.
De cara a esta temporada, Rigoni espera “ganar continuidad” y “poder soltarse más”, como hizo en las últimas semanas. A pesar de no jugar de centro delantero como en su infancia, el joven le marcó un gol a Unión de Mar del Plata, otro a Racing y no perdonó a Instituto. “Ojalá se venga Rigoni goleador”, dice entre risas.
Cortito y al pie
¿Otro club en que te gustaría jugar?- Tengo la cabeza puesta en Belgrano, pero sería lindo algún día estar en un grande de Argentina o en el exterior.
¿Una liga?
- La inglesa
¿Un jugador?
- Vengo siguiendo a (Ángel) Di María por la posición. Es un crack y me gustaría llegar a ser algo así.
¿Cómo viste a la selección?
- Muy bien. Creo que han hecho un gran mundial, no es nada fácil jugar con esa presión, así que no hay nada que reprocharles.
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