Cualquiera podría preguntar ¿Qué vio Flavio Vidoni en Colonia Caroya para tomarse en difícil trabajo de aprender una nueva lengua para poder enseñar la propia?
“En aquella oportunidad (a-gosto de 1998) fueron muchos los que me pidieron que sentían la necesidad de mantener viva la lengua en Colonia Caroya. Y tuve en mente esa necesidad durante 15 años y me preparé para eso para poder encender el fuego del friulano en los caroyenses”, comenzó señalando el periodista.
Y para poder cumplir con ese cometido, Vidoni tuvo que hacer cursos en la Universidad de Udine y en la Società Filologica Friulana para hacerse idóneo y contar con las herramientas para enseñar una lengua bien compleja como el friulano. Cuando estuvo listo, volvió en febrero de este año a proponer la enseñanza de un curso de iniciación al friulano pero de manera intensiva. Y ese curso comenzó el 2 de junio pasado y se extenderá hasta el 12 de julio, es decir, una capacitación que ocupa seis semanas, a razón de tres clases semanales de dos horas.
Casi 16 años después de aquella visita, la pregunta obligada es cómo encontró a Colonia Caroya en materia de friulanidad: “En Colonia Caroya, la friulanidad es una entidad que existe y no muere, pero la lengua se está perdiendo. Los adultos de 1998 son diferentes a los actuales. Los de hoy no hablan friulano entre ellos. Los “viejos” de hace 15 años hablaban friulano. Aquí no lo hacen más, ni siquiera los miembros de la comisión del Centro Friulano. No se saludan en friulano. Ni siquiera aprovechan para usar unas pocas palabras. Porque no lo sienten más. Porque no es la lengua propia, es la lengua de los padres”.
Más allá del dato sobre la pérdida, el dato alentador es que para este curso introductorio se anotaron 40 personas y permanecieron 30 en forma constante.
“Los que se quedaron -añadió el periodista- permanecieron fieles, curiosos, interesados y me hacen sentir muy contento, además de que ellos están contentos con lo que aprenden”.
Vidoni sostiene que la tecnología podría venir en auxilio del que quiere aprender, pero que una “guía” es necesaria porque es una lengua muy difícil que tiene reglas para casi todo.
El responsable del curso sostiene que, al igual que en el aprendizaje del inglés (idioma que también domina a la perfección), lo mejor para aprender una lengua es escuchar, hablar, leer y, si se puede, escribir. Pero antes que todo: escuchar. Los 30 que están aprendiendo hoy debieran seguir esos preceptos si quieren hacerse idóneos.
“El amor por los friulanos de Colonia Caroya data de 1998. La conferencia de entonces la hice en tres lugares diferentes de Buenos Aires. Y la hice también en Colonia Caroya. Aquí, encontré este milagro de la friulanidad que no había visto en Buenos Aires aunque también eran friulanos. Aquí, había hijos y nietos de los inmigrantes. Era otra cosa. Cuando finalicé la charla, era la medianoche, y me avisaban que tenían que cerrar el lugar. Estuve dos horas y las preguntas no paraban”, señaló Vidoni, este periodista multilingüe, que está oficiando de “encendedor” de aquella lengua, la que llegó a esta zona con los friulanos de 1878.
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